¿Qué es una casa pasiva y por qué es buena para el planeta?

Las casas pasivas pueden ahorrar hasta un 90% de energía, no obstante la responsabilidad del ahorro energético en el hogar no debería recaer únicamente sobre tus hombros

Disminuir el consumo energético en el hogar para proteger el medioambiente es responsabilidad de todxs. También tuya. Pero la realidad es que durante las últimas décadas todos los focos se han concentrado en la acción de las personas. Desde todos sitios se te pide que no abuses del aire acondicionado ni del calefactor. Que soportes el frío con estoicidad. Que aguantes el calor como puedas. ¿Pero qué hay de las empresas constructoras? ¿No deberían crear viviendas más eficientes? Deberían. Y eso es lo que persigue la arquitectura pasiva.

¿Qué es una casa pasiva?

Como explican desde la BBC, las casas pasivas son aquellas "que utilizan la propia arquitectura del edificio para mantenerlas caldeadas en los meses fríos y frescas en los cálidos, y que pueden llegar a reducir el consumo energético hasta en un 90%". Imagínatelo. Imagina vivir en una casa en la que apenas hace frío en invierno y apenas hace calor en verano. En la que el aire acondicionado y la calefacción son elementos accesorios que solo necesitas en momentos muy puntuales. Sería maravilloso. Maravillosamente sostenible.

En palabras para el medio británico de Berthold Kaufman, científico senior de Passivhaus Institut, "la idea es que el ahorro de energía no debe ser solo cosa del usuario, sino que es algo técnico que puede y debe resolverse con los componentes de la arquitectura y a través de conocimiento técnico". En otras palabras: no mereces pasarte la vida pagando una factura de la luz bestial y sintiéndote culpable por el daño que estás haciéndole al mundo. No si puede evitarse con una manera de edificar más consciente y más responsable.

¿Cómo funcionan?

En concreto, el método de arquitectura pasiva se sostiene sobre cinco principios básicos, el primero de los cuales es el aislamiento térmico a través de capas de diferentes grosores en función de la geolocalización. El segundo es la hermeticidad. Porque "si se ha instalado un aislamiento térmico de calidad pero no se ha sellado bien, el calor se escapará por las ranuras y se crearán incómodas corrientes de aire, perdiendo eficiencia energética". De ahí que se realicen pruebas muy exhaustivas para garantizar una hermeticidad total.

El tercero es la correcta orientación de la vivienda para aprovechar las ganancias solares, así como la instalación de "ventajas de triple vidrio para evitar en todo lo posible las pérdidas de calor". El cuarto es la reducción de puentes térmicos, es decir, de puntos como clavos o marcos a través de los cuales escapa el calor. Y el quinto y último es el empleo de sistemas de ventilación internos que permiten sustituir el aire sin alterar la temperatura. ¿Cómo? Gracias a filtros mecánicos. Otro mundo es posible. Es cuestión de hacer las cosas bien.