Una pareja subasta su perro porque son incapaces de decidir quién se lo queda

Un grupo animalista pide que se pare la operación, que prevé terminar el 3 de marzo en un juzgado de Lugo

Lo llaman "Boss" y era el rey de la casa hasta que las cosas empezaron a ir mal para sus dueños. La relación acabó en ruptura y el divorcio les obligaba a tomar una decisión: ¿quién se queda con el perro? Pues tan enzarzados estaban, tan pendientes de ganar esa última batalla, que fueron incapaces de pensar con el corazón y se acabaron decidiendo por ponerlo a subasta. La espera llegar a los 3.500 euros pero un grupo animalista está intentando hacerlos entrar en razón. ¿Acaso nadie ha pensado que Boss no es un sofá?

Todo empezó el 11 de febrero cuando a este Boston Terrier, como si fuera un objeto de lujo, le pusieron un precio de salida de 1.715 euros. Su valor va subiendo ahora en un juzgado de Lugo y el 3 de marzo, para cuando termine la subasta, los dueños esperan que alcance el precio de 3.431 euros, lo que calculan que vale realmente, según cuenta La Voz de Galicia. "Según fuentes judiciales, un miembro de la pareja le ofreció un acuerdo al otro, pero este se negó. Pidió acudir a los juzgados y realizar la subasta, y estuvo más de un año sin cejar en su empeño", dice el artículo, que no da más detalles de cómo ha sido la separación.

Al final, lo consiguió. Aunque parece ser que la persona que no estaba de acuerdo con vender a Boss al mejor postor, ahora tiene un nuevo aliado que no se esperaba. Un grupo animalista ha entrado en escena para denunciar que la operación es una aberración y pide que se detenga. Se trata de la Fundación Franz Weber, un grupo en defensa de los derechos de los animales, que ha solicitado poner freno de manera inmediata a la subasta. Y no lo hacen sin argumentos, sino que aseguran que subastar un perro va en contra de la normativa europea que impone, siempre según La Voz de Galicia, que "los Estados miembros tendrán plenamente en cuenta las exigencias en materia de bienestar de los animales como seres sensibles".

Es decir, que además de mirar por sus ciudadanos, los países europeos tienen que velar por el bienestar de los animales de su territorio y, por extensión, considera esta fundación, no se puede subastar a un animal, y mucho menos para evitar una pelea entre una pareja que se está separando. Como mucho, el reglamento europeo no prevé excepciones si "no se ponen en juego ningún tipo de rito religioso, tradicional ni cultural".

Seguro que cuando discutes con tu pareja muy fuerte, en alguna discusión te ha venido a la cabeza pensar qué pasaría si un día os separáis. Quién se lleva ese disco o esa lámpara que comprasteis en un mercadillo. Quién se queda con las cosas valiosas de una relación siempre es motivo de disputa. Pero un perro no es una cosa y cada vez hay más parejas que llegan a un acuerdo para dividirse la custodia de su mascota una vez que deciden que su relación no tiene futuro. Es lo mínimo que puedes hacer por un ser vivo que te es leal y que te quiere y al que, se supone, tú también quieres.