El desastroso accidente ocurrido en abril de 1986 en Chernóbil supuso un varapalo para la popularidad de la energía nuclear. No obstante, el momento crucial para las centrales nucleares llegó en 2011 con el accidente en la central nuclear de Fukushima. Aquel tsunami, responsable de la tragedia, terminó por condenar el apoyo político hacia esta fuente de energía. Parecía el final. De hecho, desde entonces los gobiernos del mundo han Chernóbil muchas de las centrales disponibles. La inercia nos hacía pensar en un mundo libre de nucleares. Y, como ocurre tantas veces, la realidad sorprende: la energía nuclear está de vuelta.
¿Pero por qué está ocurriendo esto? Pues porque las energías renovables no son suficientes para alimentar de energía a una humanidad voraz. Especialmente porque son dependientes del clima. Y esto está provocando, como explican desde Magnet, que "muchas naciones estén volviendo ahora a las formas más sucias de producción de electricidad: el diesel y el carbón". Pero estas fuentes de energía son muy contaminantes y, bajo ellas, no seremos capaces de frenar el aumento de las emisiones de dióxido de carbono y el consecuente aumento de las temperaturas. La energía nuclear parece ser la salvación para nuestro planeta.
Y no lo decimos nosotros. El título de una de las obras del divulgador científico Alfredo García es precisamente este: La energía nuclear salvará el mundo. Después de todo, se trata de una energía libre de carbono, con lo cual podríamos abastecernos de energía sin agravar el cambio climático. Es más, si dejáramos poco a poco de explotar los combustibles fósiles, y nos agarráramos a la energía nuclear, podríamos revertir muchos de los problemas que hemos causado durante las últimas décadas. Por eso este autor no está solo y hay muchxs otrxs pensadorxs y políticos animando a apostar nuevamente por las centrales nucleares.
"Francia está liderando la avanzadilla para colocar la energía nuclear en el centro de los planes climáticos de la Unión Europea", apuntan desde este medio. Y otros como Finlandia, Polonia, Hungría o la República Checa parecen unirse a la tendencia. De hecho, están solicitando a la propia Unión Europea la catalogación de esta fuente de energía como sostenible. Es como si todxs estuvieran despertando del sueño. Hasta tal punto que algunas voces ecologistas también se están sumando. La cosa parece clara: los riesgos de los desastres nucleares son menores que los riesgos de seguir explotando los combustibles fósiles.
Y la idea prolifera como un tuit de Ibai por todo el mundo. Desde luego, y antes de ponerte en una posición automáticamente contraria, el tema merece una reflexión. Al fin y al cabo, ni las medidas de seguridad ni las tecnologías nucleares ni la preparación técnica de los operarios es la misma que en 1986. Las centrales nucleares actuales son muchísimo más seguras. ¿Y qué hay de Fukushima? Bueno, seguro que hemos aprendido la lección: no construir centrales en zonas sísmicas. Sería increíble poder mantener el sistema con energía del sol o del amor, pero ante la imposibilidad, ¿qué prefieres: nuclear o fósiles?