Para el mundo soy inmigrante de segunda generación, como si ser inmigrante fuera hereditario

Míriam Hatibi es una activista barcelonesa y musulmana que desgrana el racismo y la islamofobia en el libro Mírame a los ojos: no es tan difícil entendernos

Míriam Hatibi tiene 25 años, es analista de datos y tiene un posgrado en Internacionalización. Es barcelonesa pero creció en Bellpuig, un municipio de Lleida, donde fue a una escuela católica. Además es musulmana y, por si te lo estás preguntando, sus padres nacieron en Marruecos. Aunque esta última frase podría ser información adyacente, es para muchos el factor determinante para catalogarla y discriminarla sutil o abiertamente. Míriam suele decir que si fuese un hombre blanco disfrutaría mucho más de su tiempo libre, porque no tendría que estar justificándose constantemente. Pero también sabe que si no hablara, hablarían por ella, así que ha decidido tomar la palabra. Lleva años siendo activista a favor de la convivencia, es portavoz de la fundación de intercambio cultural Míriam y habla a menudo contra el racismo y la islamofobia. En el libro Míriam Plaza y Janés, 2018, describe cómo se ve a sí misma y cómo la mira el mundo: "Si me miro en el espejo de los demás, soy Míriam, inmigrante de segunda generación, como si la condición de inmigrante se pudiera heredar", una frase que desde la contraportada ya describe una vida dedicada a la 'pedagogía social'.

Código Nuevo: ¿Cuándo te diste cuenta de que en la vida ibas a tener que “explicarte” a menudo?

Miriam Hatibi: Uno de los momentos fue el primer día de instituto, cuando una compañera me preguntó si yo era normal, y si volvería a Marruecos si no estuviera en guerra. Marruecos no está en guerra, y yo he nacido aquí. A partir de ahí ha habido otros momentos, sobre todo cuando te preguntan de dónde eres o de dónde te sientes, en los que ves que tienes que dar explicaciones. El problema es que siendo adolescente no siempre tienes las respuestas.

Uno de los temas del libro son las múltiples identidades. ¿Has sentido presión por tener que “elegir” o “priorizar” una de ellas?

Muchas veces. A todos los hijos de inmigrantes se nos pregunta de dónde nos sentimos más, o si tuviéramos que escoger, qué identidad escogeríamos. Al final te das cuenta que no hace falta elegir, pero llegar a ese punto cuesta, especialmente cuando piensas que eres la única persona que está pasando por ese proceso.

¿Crees que la gente pregunta demasiado, o demasiado poco? ¿Hay preguntas a evitar si no queremos sonar racista?

Yo creo que hay gente que pregunta mucho pero con poco respeto, y en cambio la gente que es realmente respetuosa tiene demasiado miedo a preguntar. Al final, cada persona es un mundo y todos tenemos derecho a equivocarnos. Yo personalmente no tengo problema en que me hagan preguntas si son desde el respeto y las ganas de aprender, y si podremos tener un debate sano y de igual a igual. Entonces, si se me hace una pregunta que considero racista, puedo corregirla sin problema. Lo que es ofensivo es cuando las preguntas se hacen asumiendo cosas de ti sin saberlas, “espetando”, o sin pedir tu opinión, partiendo de una base equivocada como “¿por qué eres de tal forma?, no lo entiendo”.

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¿Crees que en la xenofobia con los inmigrantes y las personas racializadas hay también una parte de clasismo?

Hay clasismo, porque el racismo que sufre un europeo no es el mismo que el que sufre un africano, pero el factor raza es muy importante. Hay una larga tradición histórica, de esclavitud, colonialismo, opresión y explotación laboral y económica que seguimos arrastrando en muchas mentalidades, y eso hace que diferentes partes del mundo no sean percibidas por igual, por lo que tampoco lo son sus habitantes. De hecho, hay algunos que están condenados a ser los eternos pobres.

En un mundo globalizado y a rebosar de información, ¿por qué sigue habiendo tanta incomprensión y generalización? ¿Es excusa que alguien no haya salido de su pueblo para ser xenófobo?

No puede ser excusa, porque a día de hoy ya hay diversidad en casi todos. Lo que es evidente es que pese a estar en un mundo globalizado, también es un mundo de ganadores y perdedores, en el que algunas culturas son consideradas correctas y civilizadas mientras que otras son consideradas salvajes, inferiores o poco respetables. Muchas veces las mentes se cierran a estas segundas, mientras que les abren los brazos a las primeras.

¿Qué opinas de las frases “no se adaptan a nuestras costumbres” y “esto en tu país no nos dejarían hacerlo” aludiendo a países que discriminan a las mujeres?

Que son absurdas. A día de hoy ya me suena a estado del Messenger en 2004. Por un lado, tenemos que cuestionarnos la idea de adaptación ¿a caso no se puede ser musulmán y europeo? y por otro no podemos estar presumiendo de país democrático y de libertades y luego querer imponer nuestra visión del mundo, bajo la excusa de que hay Estados que van en contra de los derechos humanos que también lo hacen.

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Por tu denuncia en redes del patriarcado doy por hecho que eres feminista, pero ¿eres partidaria del feminismo islámico?

Sí, y lo interesante del feminismo islámico es que levanta debate, se pronuncie donde se pronuncie, simplemente por haber juntado esas dos palabras. Pero si algo promueve el Islam es la lucha por la igualdad de las personas y la eliminación de las injusticias, entre ellas y claramente la injusticia patriarcal, muy anterior al Islam y contra la que el Islam intenta luchar. Por desgracia, las injusticias se aferran y cuesta deshacerse de ellas. Lo que me parece irónico es que no nos demos cuenta de que el patriarcado ha aprovechado todas y cada una de las ideologías de la historia, religiosas o no, para reivindicar la posición del hombre. Es contra este patriarcado incrustado que luchamos todas las feministas, las islámicas, las católicas, las blancas, las negras, las gitanas, las LGBT…

¿Por qué le cuesta entender al feminismo blanco o hegemónico que alguien quiera ponerse el velo por decisión propia?

Hay muchísimas razones, el feminismo cambia y evoluciona pero viene de una contexto en el que el cuerpo, el de una misma, es un territorio que muchas mujeres están intentando reconquistar. Al ver a una mujer velada o tapada, no la consideran lo suficientemente libre o feminista. Pero deberíamos estar hablando de la opción de cada mujer de mostrar su cuerpo en público o no, y si esta decisión la puede tomar sin presiones sociales. En cambio, estamos hablando de 'velo sí, velo no' como si hubiera una respuesta correcta. Por ejemplo, hace tiempo que sigo a las chicas de Devermut en Instagram, ellas suelen reivindicar el derecho de las mujeres a mostrar sus pechos en redes sin ser censuradas. Un día, ellas mismas cubrieron sus pezones en una foto, y las empezaron a atacar por no aplicar el derecho que reivindicaban. De verdad, ¿tanto nos cuesta entender que puedes defender las libertades sin necesariamente querer practicarlas?

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Los medios de comunicación no se libran de su responsabilidad, y en tu libro mencionas la paradoja de que algunos de ellos recalquen lo “extraordinario” de, por ejemplo, una musulmana con éxito.

Aunque la visibilizan, el problema es que lo hacen como caso único y extraño, cuando realmente hay muchas musulmanas haciendo cosas grandes. Al final acabas creando en el imaginario común la idea de que un caso positivo dentro de tal comunidad es algo extraño, que nadie se espera. Y metes esta idea en las mentes de quienes no forman parte de la comunidad, pero todavía más en la de las que sí, poniéndoles el listón mucho más bajo y rebajando sus expectativas.

Un lugar sembrado de estereotipos sobre los musulmanes es la televisión. ¿Cómo podemos evitarlo? ¿Te gustaría participar más en los medios para hablar de algo que no tenga nada que ver con el Islam o la inmigración?

Cuando a día de hoy enciendo la tele y veo un “moro” o una “mora”, ya sé que es un reportaje sobre refugiados, sobre terrorismo o sobre guetos. Me gustaría sorprenderme, pero personalmente he aceptado que voy a hablar de este tema y me formo para ello aunque mi profesión no tenga nada que ver con esto. Lo que sí que me gustaría es que no siempre que haya un musulmán o una musulmana en un medio de comunicación esté hablando de lo mismo, y que se muestre más la diversidad entre los musulmanes.

Hoy en día, en las tertulias de radio y tele parece que cualquiera opina sobre lo que sea. ¿Dónde está el equilibrio entre “apertura” y rigor? ¿Esto le hace daño al diálogo social?

Hace daño si los que opinan no tienen la responsabilidad suficiente o no saben lo que es ser parte de una minoría estereotipada. Se empiezan a hacer relaciones simplistas y nadie se atreve a decir “no voy a hablar de esto porque no sé” o “necesito más información para opinar”, sino que se lanzan a ver si consiguen hacer la declaración más polémica. Esto ocurre especialmente en un par de cadenas privadas bastante importantes en este país.

Acabemos por el principio. El título del libro es potente, ¿hay alguien en particular que quieras que te mire a los ojos?

Va dirigido a aquellas personas que piensan muchas cosas sobre el que ven como diferente, sin haber interactuado nunca con nadie diferente. Que esa gente se atreva a dar el primer paso y a reflexionar sobre ciertos temas, y a partir de ahí, que cada persona tenga su opinión.