Hablamos con voluntarios en Valencia: “No me sentía tranquila quedándome en casa”

“No me sentía tranquila estando en Valencia capital sabiendo que a menos de 15 minutos en coche hay, probablemente, una chica de mi edad que la está pasando fatal” y otros testimonios.

El 29 de octubre no volverá a ser una fecha más. La llegada de la DANA el pasado martes dejará marcado este día como uno de los más tristes de la historia de Valencia, y de los pueblos de l’Horta Sud y la Ribera Alta, zonas fuertemente afectadas por el paso del temporal y la riada que le sucedió.

Mientras que las esferas políticas se señalaban como responsables los unos a los otros, miles de ciudadanos afectados hacían llegar sus pedidos de ayuda mediante el único canal que tenían a mano: las redes sociales.

Es así como, con el paso de las horas, residentes de Valencia y demás zonas de España comenzaban a organizarse. Algunos haciendo un llamamiento de las primeras donaciones de alimentos y herramientas, otros compartiendo información y desmintiendo “bulos”, y otros ofreciéndose de manera voluntaria para tratar de reconstruir los pueblos inundados. Ofreciendo sus manos, pies y corazón por una causa solidaria que pedía a gritos ayuda inmediata.

$!Fuente: Las Provincias

¿Cómo empezó la acción voluntaria?

La organización, la parte más importante para poder llegar a las personas afectadas, era una pieza clave que, en su mayoría, partió de una iniciativa particular o de grupos de amigxs. “La iniciativa surgió el miércoles por la mañana por parte de las jóvenes de la falla al ver que estamos en una zona muy cercana a varias de las zonas afectadas. Surgió como espacio de refugio para los afectados y punto de recogida y entrega de productos”, comenta Mamen Guillem, integrante de la Falla San Marcelino la cual se convirtió, en cuestión de horas, en un centro de ayuda.

Sobre el voluntariado realizado en los mismos pueblos, la organización fue dándose según las necesidades. Xavi de la Torre, joven valenciano que se movilizó desde Barcelona, explica: “Fui a casa de una prima afectada y cuando ellos no necesitaban tanta ayuda urgente, en la misma calle, di una vuelta y me fui juntando con grupos que estaban ayudando a familias o locales vecinos. En uno de estos paseos simplemente preguntamos y nos dirigieron al colegio de Paiporta, el cual nadie había entrado en días.”

$!Fuente: Levante-EMV

La situación en los centros de ayuda, y en los mismos pueblos era liderada y autogestionada por los mismos voluntarixs, al menos los primeros días en los que las organizaciones y asociaciones solidarias iban tomando forma y visibilidad en las redes.

“Nos dirigimos a los polígonos de Paiporta, comenzamos a ofrecer ayuda y son los vecinos los que nos indican que un señor de unos 65 años tenía su nave de pinturas y aerosoles completamente destrozada. El señor y su esposa estaban solos tratando de sacar la mayor cantidad de barro y abrir su puerta del garaje atascada pero era un trabajo difícil de hacer para dos personas mayores. El señor, muy agradecido, nos dio palas para así poder limpiar la calle y abrir las alcantarillas”, comenta Brissa Suarez, residente de Valencia de 18 años.

A pesar de lograr avanzar contra el barro poco a poco, voluntarixs y afectadxs notaron la falta de profesionales en el tema: “[...] Una de las cosas que se quejaban los vecinos es de la falta de profesionales ayudando a coordinar y priorizar. Todo autogestionado como buenamente se puede y con los conocimientos de la gente que está ayudando. Entre los voluntarios había algunos profesionales que, gracias a ellos, se ha avanzado mucho”, comenta Xavi de la Torre sobre su experiencia en Paiporta.

Las necesidades en el terreno cambian cada día

Tras haberse cumplido más de una semana de aprendizaje colectivo en cómo ayudar a los damnificados, todxs coinciden en lo mismo: las necesidades cambian cada día. Por ende, las donaciones deben actualizarse constantemente. “Las noticias pueden llegar con retraso y las necesidades están cambiando conforme va progresando el trabajo, por lo que hay que estar bastante actualizado y en contacto con personas que estén lidiando con el desastre en primera persona”, señala María Longas, joven valenciana que se encuentra desde el sábado haciendo labores de voluntariado.

“No hagan caso al ruido mediático y escuchen a los que están viviéndolo en las zonas afectadas, porque el trabajo de reconstrucción de los pueblos será cuestión de meses y no de algunos días en los que la tragedia es noticia”, explica Xavi.

Esta movilización sin precedentes ha llevado a que miles de jóvenes de todo el país quieran ayudar de una u otra forma. Por ello, es importante tener en mente la seguridad de lxs voluntarixs al momento de llegar a las zonas afectadas.

Teresa Madueño, periodista colaboradora de este medio y voluntaria en Valencia en estos momentos, ha elaborado para códigonuevo un “Kit Voluntario” que debes tener en consideración antes de ayudar.

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Además, es importante resaltar que existen muchas más formas de ayudar desde distintos puntos de Valencia, el resto de ciudades de España y el mundo. “Si no te permiten ir a hacer voluntariado porque eres muy joven hay centros y puntos de ayuda, como el Banco de Alimentos de Valencia que necesita manos”, explica Brissa.

Podemos estar de acuerdo de que sí, esta vez el pueblo ha salvado al pueblo. Pero ¿y si los responsables a cargo también lo hubieran hecho en su momento? A lo mejor, la historia sería diferente, pues se unirían fuerzas entre profesionales y voluntarixs para sacar adelante Valencia tras esta catástrofe. Sí, sólo el pueblo salva al pueblo, pero ojalá algún día no sea sólo el pueblo al que le toque hacerlo.