Vivir en pijama y otras duras realidades de trabajar desde casa 

Es cierto que tiene sus ventajas, como poder levantarte un poco más tarde, trabajar en pijama, o que tu recorrido más largo hasta tu ‘oficina’ sea el habitación-baño-cocina-lugarenelquetienestuordenador, pero no es tan bonito como parece.

Pues sí, no es tan fácil. Seguro que estarás pensando que nos hemos vuelto locos y que estamos diciendo una tontería, pero te aseguramos que concentrarse en casa no es tan sencillo como parece. Es cierto que tiene sus ventajas, como poder levantarte un poco más tarde, trabajar en pijama, o que tu recorrido más largo hasta tu ‘oficina’ sea el habitación-baño-cocina-lugarenelquetienestuordenador, pero no es tan bonito como parece. Ahí van unos cuantos motivos por los que trabajar desde casa no es tan cómodo.

1. Siempre hay algo mejor por hacer

Ya sea poner una lavadora, fregar los platos, limpiar la casa, ordenar los cajones o emparejar los calcetines, pero labores del hogar que en cualquier otra situación te parecerían un suplicio, a la hora de ponerte a trabajar te parecen lo más maravilloso del mundo. De manera misteriosa, crees que es una buena idea limpiar ese jarrón chino antes de ponerte manos a la obra.

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2. Te importa en exceso lo que pasa en el mundo

Y por eso vas a estar continuamente enganchado al Twitter y a los programas matinales de televisión, tipo el de Ana Rosa Quintana. Quizás no sabrás quién es ‘El Bigotes’ o Cayo Lara, pero de golpe todo lo que sucede en España y el resto del mundo pasará a ser una prioridad para ti. Que si mira  lo que ha robado este, que si cinco minutos más  que quiero ver lo que ha dicho Pablo Iglesias... Excusas maravillosas que solo son obstáculos en tu jornada laboral.

3. El cigarrito y el café de media mañana

Puedes hacerlo mientras trabajas, lo que sería ideal, o puedes tomarte una pausa. El problema de la segunda opción es que puede alargarse sin motivo aparente, ya que te has quedado con ganas de otro, aprovechas para llamar a ese amigo que hace tanto tiempo que no ves o para hacer un Skype con tu hermana, la que está en el extranjero.

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4. Te vuelves un poquito asocial

Que sí, que hablas con tus compañeros y tus jefes vía mail, watshapp o incluso, el día que pasa algo gordo, por teléfono. Pero no nos referimos a eso, ya que si te encuentras en la situación de trabajar desde casa con el único que compartirás tus horas de trabajo será con el gato, y solo si tienes uno. Nadie con quien chismorrear ni intercambiar miraditas en el caso de estar soltero. Trabajas SOLO, y eso a veces puede ser agobiante.

5. El pijama, uniforme de trabajo

Y es que ni siquiera te hace falta cambiarte para ponerte a trabajar. 'Bah, con los que me han de ver'. Salir de casa y vestirte como una persona normal pasará a ser una rutina de fines de semana y os costará mucho más de lo que creéis. En serio, es duro.

6. Tumbarse diez minutos después de comer

Es una trampa que te pone tu cuerpo, ¡no lo hagas! Bébete un litro de coca-cola y tres cafés si hace falta, pero no cometas el error de ‘descansar la vista’ después de comer. Tienes muchos números para que se te vaya de las manos y que los diez minutos se conviertan en una hora. O más.

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7. Si no te marcas una rutina, estas perdido

Ya habéis visto lo peligroso que es trabajar desde casa. Demasiados entretenimientos que uno no tiene en la oficina. Por eso es ideal marcarse una rutina de trabajo, al igual que si estuvieras en tu despacho. Ponerte una hora de 'entrada' y otra de 'salida' y cumplir a rajatabla el tiempo que tengas que dedicar a todos los temas, puesto que si se te alargan ya tendrás que abandonar tu puesto de trabajo más tarde y la jornada laboral puede ser eterna. Es como vivir en tu oficina, si te despistas, con eso de que estás en casa,  puedes tener la sensación de estar currando las 24 horas.

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En muchas ocasiones es algo así lo que pasa cuando trabajas desde casa. Todo tiene más importancia y es más urgente. Pero como en todos los ámbitos de la vida, si la organización es buena algo que puede ser un infierno como currar en tu hogar se convertirá en una suerte. Y si no hay manera de dar con la tecla en casa, siempre tienes la opción de ir a una biblioteca o a alguna cafetería tranquilita de esas que están tan de moda, donde seguro que el ambiente te ayuda a concentrarte, y de paso, ser más productivo, porque vaya tela.

Crédito de la imagen: Giuseppe Palmisano