Hay quienes muestran a sus hijos menores todos los días en redes sociales y quienes los esconden como si exponerlos fuera a ponerlos en peligro. Los hay incluso que los pueden llegar a explotar comercialmente y luego los del término medio que de vez en cuando te sacan una foto cuqui con ellos pero sin abusar. Y luego está Samantha Vallejo Nájera, cocinera que ha conseguido armar un gran revuelo en internet.
Lo ha hecho con un vídeo que se ha hecho viral en el que muestra a su hijo, que tiene síndrome de down, llorando por una corrección que ella le hace. Ha recibido múltiples críticas por exponerlo de esa forma, lo que podría acarrearle problemas en la escuela y además, se trata de mostrar una expresión tan íntima como el llanto en público.
Al final, la chef ha rectificado, ha borrado el vídeo y ha explicado en otro vídeo que lo hacía con intención de visibilizar el síndrome de down y ayudar en el día a día a las madres. Pide, asimismo, disculpas por si el vídeo publicado era inadecuado. Pero enseguida, en redes, hay quien ha denunciado un vídeo que todavía es más polémico y que apareció en sus stories. Vallejo preguntaba a su hijo con quién había bailado y éste respondía que “con niños”. A lo que ella respondió “los niños bailan con niñas”.
¿Dónde están los límites? ¿Hasta qué punto es adecuado mostrar a un niño en redes sociales y en qué circunstancias? Una buena forma de medirlo, aunque no definitiva ni única, es preguntarse si a unx mismx le gustaría aparecer así en redes sociales. Y es posible que a nadie le gustaría salir en redes llorando o siendo abroncadx por un familiar.
El método, de todas formas, no es definitivo, ya que es posible que a mucha gente no le agrade salir desnudx en redes y no por ello es igual de ofensivo que mostrar a un bebé desnudx. También puede pasar que a ti no te moleste algo concreto que a otras personas sí que puede molestar y que, por tanto, puede que al menor en cuestión también. Samantha dice que su hijo autorizó a que ella mostrara el vídeo en redes.
¿Es eso suficiente? Quedará abierto al juicio de cada unx, aunque en el caso de un menor es difícil que pueda llegar a valorar del todo los riesgos y daños que le pueda causar. Más allá de este debate tan vivo entre padres y madres sobre exponer a los hijxs, se suma en esta ocasión hasta qué punto la visibilidad de alguien con un síndrome es positiva. En general, es cierto, que personas con relevancia pública muestren y aborden diversidades funcionales. Pero en ocasiones, puede ser contraproducente.