Así es la vida de lujo y consumismo extremo que llevan las jóvenes chinas hijas de papá

Algunas jóvenes chinas viven como Dios. Siempre lo han tenido todo y pueden comprar lo que quieran sin ni siquiera mirar el precio, porque tienen dinero para llenar barcos.

Algunas jóvenes chinas viven como Dios. Siempre lo han tenido todo y pueden comprar lo que quieran sin ni siquiera mirar el precio, porque tienen dinero para llenar barcos. Esto es así porque aunque China es un país gobernado por el Partido Comunista, la acumulación de riqueza está a la orden del día. Este gigante es en realidad una economía capitalista, aunque dirigida por el Estado. Muchas familias con pasta emigran a los EE.UU. o a Canadá, más acordes con su tren de vida. De hecho, Vancouver parece ser la ciudad preferida de muchas chicas que cruzan el charco por el otro lado.

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Los fuerdai

Poco tarda la sociedad en etiquetar, así que estos jóvenes multimillonarios ya tienen un nombre: fuerdai. Es una palabra en mandarín que se aplica a ambos géneros y quiere decir algo así como 'niños trust-fund' fondo fiduciario, porque se benefician del enorme capital de sus padres.

Hasta hay un reality show en Vancouver, dirigido por Kevin K Li, un canadiense de origen chino, que retransmite las vidas de estas chicas ricas. Se llama Ultra Rich Asian Girls y allí se ve cómo es su día a día. Beben vino con pajita para no mancharse los dientes de rojo, se cambian el nombre y se ponen el que más les gusta, reservan suites de hoteles para hacer sus fiestas privadas, van en limusinas, se divierten en los casinos, se compran mansiones...

Como explica K Li, son hijas de directivos de grandes compañías chinas "que van al colegio en coches súper lujosos y visten a la última moda de las marcas más caras" y que están cambiando muchos estereotipos de la cultura china. Son jóvenes independientes aunque no a nivel económico, que hacen lo que quieren con su vida, no están sumisas. En palabras de K Li, "en mi generación, a muchas de mis amigas se les decía que lo que tenían que hacer era 'buscarse un chico bueno y rico para casarse'. Ahora, las mujeres tienen el control de su destino". Aunque ese destino ahora sea alimentar la superficialidad y el hiperconsumismo occidentales.

La parte negativa

En 2015 el hashtag #donthave1million 'no tengo un millón' se hacía famoso en hashtag. Los precios de las casas se estaban poniendo por las nubes y era su manera de manifestarse contra ello. Muchos apuntan a que los fuerdai tienen mucho que ver con este problema, porque las grandes fortunas compran casas a cualquier precio y eso contribuye a que la vivienda allí sea cada vez más cara, así que muchos jóvenes no pueden permitirse comprarse una casa en su propia ciudad. Una vez más, el oro no reluce igual para todos.

Crédito de la imagen: Steve Chao