Vientos helados. Tormentas de nieve. Mares y tiburones congelados. Temperaturas que baten récords, como la registrada en Minnesota Estados Unidos que alcanzó los -42 grados, consecuencia de la salvaje ola de frío ártico que asola los Estados Unidos desde finales del pasado y que ha dejado 19 fallecidos a su paso. Mientras tanto, Donald Trump, el presidente negacionista por excelencia, es excluido de la Cumbre sobre el Clima de París por la constante negacionista del cambio climático y del calentamiento global de la que hace gala públicamente.
Un cambio climático cuyos resultados, a la vista de los acontecimientos, resultan indiscutibles. El último ejemplo de la radicalización del clima en nuestro planeta es el de Oymyakon, un pueblo al este de Siberia donde conviven unos 1.000 habitantes en condiciones extremas. En el oficialmente reconocido como ‘pueblo más frío del planeta’, el suelo se halla permanentemente congelado, la gasolina se solidifica si se apaga el motor y el agua corriente resulta una utopía. Ahora, en pleno debate sobre el cambio climático, Oymyakon ha batido su propio récord al alcanzar los -62 grados, tras lo cual el propio termómetro dejó de funcionar.
Estás son algunas de las increíbles imágenes que el rincón habitado más frío del globo nos ha dejado estos días. Unas instantáneas que nos obligan a reflexionar sobre los cambios a los que estamos sometiendo nuestro planeta.
