Hace años que escuchamos críticas sobre los valencianos, sobre las chapuzas que Calatrava había colado en su propia tierra, sobre los casos Gürtel, Nóos, Emarsa, Taula o cualquier noticia de corrupción que se destapara en el planeta, sobre la ostentosa Copa América, el Circuito de Fórmula 1 menos usado de la historia y el aeropuerto sin aviones pero con una escultura de más de 300.000 euros… Por si fuera poco, también han surgido programas tan 'intelectuales' y 'glamourosos' como Mujeres Hombres y Viceversa o Gandía Shore que se llenaron de chonis inflados, ellos, operadas, ellas, haciendo creer que esa era la norma en Valencia.
Sin embargo, ha llegado la hora de decir basta. La hora de decir adiós a toda esa calaña, pero también la hora de alzar la voz para eliminar la imagen que por su culpa, se tiene de la Comunitat Valenciana.
Los valencianos ya han cambiado a los protagonistas eternos de una obra de teatro llamada 'política' que se ha alargado más de veinte años. Han cambiado también el escenario, y la banda sonora, y ha llegado la hora de que por fin, puedan decir su nacionalidad con la cabeza bien alta, y estar orgullosos de sus ciudades, sus paisajes, SU LENGUA y SU CULTURA.
Porque además resulta que tras este telón de polvo corrupto, la Comunidad Valenciana tiene un sinfín de secretos increíbles que distan mucho de lo que muestra Gandía Shore, y que, sumados a los cambios que han hecho los nuevos gobiernos tanto municipales como autonómicos, le están devolviendo a esta terreta la posición y la imagen que merece.
La capital ha cambiado, por ejemplo, su apuesta en transporte. Porque donde antes se construían circuitos de Fórmula 1, ahora se elabora un abono infantil que permite viajar gratis a los niños de hasta 11 años en los autobuses de Valencia. Con él se beneficiarán 38.324 menores, ¿y con el circuito? Alguna buena foto dejó.
En lo que toca al arte también se ha dado un poco la vuelta a las medidas de fomento. Y donde antes había fallas de 900.000 euros, ahora hay, por ejemplo, muestras de arte urbano como La Calle de Colores o la recién restaurada 'Capilla Sixtina valenciana' con frescos de Dionís Vidal que también atraen a mucha gente a la ciudad con un coste algo más bajo.

La corrupción y Rita ya son historia, o al menos, todo lo que los aforamientos permiten, y el nuevo Alcalde de Valencia es tan guai que hace una cabalgata de 'Reinas Magas' de la República y felicita con una carta al youtuber Lorey Money por su nuevo libro.
La Comunidad Valenciana podrá ahora seguir REPARANDO, RECONSTRUYENDO Y RENACIENDO, y los valencianos, de nuevo orgullosos de sus orígenes, podrán utilizar donde quieran algunas de sus palabras únicas e irremplazables como el socarrat, el desfici o el trellat… y mal que les pese, el caloret. Porque aunque de Rita nos hemos librado, parece que tendrán que pasar otros 20 años hasta que su legado se vaya con ella.