Uno de los altos directivos de Uber acaba de soltar un bombazo, y es que ha confesado que la empresa de transporte barajó la posibilidad de sumarse al espionaje. Pero, en este caso, se trataría de un espionaje hacia un perfil concreto: los periodistas con mala lengua.
En los últimos meses ha habido varios medios de comunicación que se han mostrado bastante críticos con la aplicación móvil, algo que Uber ha considerado como un ataque hacia su integridad. Las malas experiencias que han vivido, en general, todos los usuarios de este servicio están contadas, pero todo el mundo sabe que cuando hay un trapo sucio, las noticias corren como la pólvora. Por tanto, Uber, con el fin de evitar que su reputación caiga, pensó ponerle freno investigando y espiando a los periodistas que hablasen mal de su empresa. El presupuesto era de 1 millón de dólares.
Probablemente, estas amenazas para seguir cada uno de los pasos de los periodistas fueran dirigidas principalmente hacia Sarah Lacy. Esta persona con gran influencia en California tuvo una experiencia negativa al sentirse acosada por el conductor del vehículo y pidió que se mejorase el botón de aviso en la aplicación para evitar casos similares. La sorpresa de Sarah fue que Uber dio la razón al conductor y, además, nunca le llegaron a responder sobre la sugerencia. A raíz de ese desliz, Sarah Lacy ha lanzado una campaña muy agresiva contra la empresa.
Otra de las sorpresas que se llevó Sarah fue que, al eliminar la cuenta, los datos seguían siendo propiedad de Uber. La periodista también ha criticado esta política con mucha dureza, de modo que uno de los fundadores y consejero delegado optó por llamarle por teléfono para pedirle disculpas personalmente. ¿Cuál fue la respuesta de Sarah? Que ella no le había dado su número de teléfono y que lo consideraba un dato privado. ¿Había sacado su número de la base de datos de Uber?
La confesión de idear el espionaje surgió en una cena de empresa esta misma semana y la polémica está servida. Reiteramos que son pocas las malas experiencias por parte de los usuarios de Uber, pero resulta bastante peor tratar de callar las bocas de quienes hablen mal de la empresa.
Económicamente, la valoración de Uber está por los aires, al superar los 17.000 millones de dólares. Además, baraja la seria posibilidad de entrar en bolsa, por lo cual parece no afectarle las críticas. No obstante, si ya tenía enemigos en el sector de los taxistas, ahora también se le suman entre los periodistas. Pero la cosa va a más, porque este lunes se inauguró el servicio en Toronto y el propio Ayuntamiento acaba de prohibirles operar en la ciudad.
Crédito de la imagen: adslzone.net