El filtro ideal, la pose perfecta, la hora adecuada, el número de hashtags preciso... Compartir una publicación en Instagram es todo un arte, siempre y cuando quiera hacerse bien. Por eso, los responsables de la plataforma de programación Hopper han elaborado un listado de consejos para saber cuándo y cómo subir las fotos, y hacer además que estas sean perfecta. ¿Cansado de recibir tan solo unos cuantos likes? Aquí tienes el manual definitivo para convertirte en un instagramer de éxito.
Los filtros, esas pequeñas trampas
Las opciones son casi infinitas, pero algunos de ellos sobresalen respecto a los demás. En Hopper se han dado cuenta de que Gingham, con su toque vintage, es el más popular, seguido de Clarendon, muy adecuado para resaltar la mezcla de colores en las fotos de paisajes.

El contenido de la foto, o selfie o panorámica
Porque no son lo mismo. Las fotos más populares son las de viajes y las que reflejan proezas y superaciones personales, como la práctica de deporte, con un 22% más de repercusión que las demás, seguidas por las míticas de animales y mascotas. Y, sorpresa, las publicadas por chicas registran muchos más likes que las publicadas por chicos, con un promedio de 578 frente a 117.
Una publicación compartida de Taylor Swift @taylorswift el
Subtítulos, los grandes olvidados
La longitud debe ser moderada, evitando siempre ese poco estético 'ver más', puesto que estos generan hasta un 15% menos de likes. Y lo mismo con los 'emojis': conviene que no sean más de tres, puesto que trufar el subtítulo de decenas de caras puede dificultar la lectura.
Los hashtags, ese chorreo incesante de almohadillas
Hopper no se fija en la cantidad, pero sí ha determinado cuáles son los más populares. #Amor —o #love— está en cabeza, con 1.017 millones de usos, seguido de #instagoog y #fotodeldía. Así, recomiendan su uso si lo que se busca es tratar de que la publicación sea vista por personas que no están en la lista de contactos.

El momento preciso, la hora adecuada
Categórico: lo mejor es publicar entre las seis y las siete y media de la tarde entre semana y sobre las once de la mañana los sábados y domingos. Se basan en la lógica, puesto que esas horas coinciden con los momentos en los que todos han salido de trabajar o cuando empiezan a disfrutar de sus días de descanso.
Y parecía fácil...