El truco de los medievales que hará que te duermas a la primera

Dos bloques de cuatro horas cada uno y una hora recreativa entremedio

Como ciudadanx del siglo XXI, viniste al mundo con unos cuantos mitos bajo el brazo: sonreír te hace feliz, debes caminar un mínimo de horas para estar sanx y para descansar adecuadamente tienes que dormir ocho horas sin interrupción. Porque esto último tampoco es verdad. Según cuentan en El Confidencial, basándose en las investigaciones del historiador del sueño Roger Ekirch, de la Universidad de Virginia, "el patrón de sueño dominante desde tiempos inmemoriales era en realidad bifásico". Las personas del medievo no dormían como lirones durante ocho largas horas, sino que dormían en dos bloques de cuatro horas aproximadamente cada uno. Y no, no se levantaban cansadas.

De hecho, esta práctica que hoy te parece tan antinatural se efectuaba no solo en la Europa medieval, sino también en muchos otros rincones del mundo como África, Oriente Medio, el Sudeste Asiático o Sudamérica, según los descubrimientos de Ekirch tras analizar "cientos de cartas, diarios, libros de texto médicos, escritos filosóficos, artículos de periódicos y obras de teatro". Incluso en la mismísima Revolución Industrial, que en realidad es a la vuelta de la esquina en términos históricos, los seres humanos dormíamos por partes y nos despertábamos en mitad de la noche durante más de una hora. ¿Pero para hacer qué?

"Durante ese tiempo, algunas personas se quedaban en la cama, rezaban, pensaban sobre sus sueños o hablaban con sus parejas. Otras, en cambio, se levantaban y realizaban diversas tareas, e incluso visitaban a sus vecinos antes de volver a la cama", explica este especialista en otro artículo para el mismo medio. Y lo más curioso de todo esto es que no tenían que ponerse una alarma para despertarse. Del mismo modo que tú te despiertas de manera natural tras haber dormido ocho horas seguidas, estas personas se despertaban a las cuatro horas porque estaban acostumbradas a ello. Dormir ocho horas del tirón era una locura.

En algún punto las tornas se cambiaron. "Según el propio Ekirch, las bombillas alteraron para siempre la relación del hombre con la noche, que pasó a ser ese período de tiempo que prolongaba el día. Durante el se podía ahora acudir a reuniones sociales, al bar o al teatro", cuentan desde El Confidencial. Alteramos para siempre lo que hasta entonces era normal. Pero hay otro punto importante: "descansamos con mucha mayo tranquilidad que nuestros antepasados", ya que "no tenemos que ocuparnos de que nos asesinen en mitad de la noche, de morir congelados o de despertarnos con sabañones por culpa de alguna chinche".

Esto lógicamente es un avance. Nadie está incitándote a no dormir tus ocho horas plácidamente. Pero conocer esta dinámica de nuestros antepasados, que probablemente encajaba más con el estilo de descansar de los humanos prehistóricos, siempre amenazados, "nos demuestra que esos insomnios tan típicos de medianoche, en los que nos despertamos y pasamos buena parte de la noche ansiosos, podrían ser mucho más normales de lo que consideramos, y habría que tomárselos con más naturalidad". No te agobies. Ponte a leer algo o date un pequeño paseo. Y, cuando estés listx, vuelve a la cama. Al más puro estilo medieval.