Los precios suben y los sueldos no o no tanto. Es decir, nuestro poder adquisitivo no para de ir a la baja y cada vez somos más pobres. Hay gente que, por suerte, no va tan justa y aún tiene margen para ir tirando sin preocuparse demasiado, pero a la gran parte de los españoles no les sobra el dinero y la inflación les pone el agua en el cuello y les provoca, obviamente, angustia.
La solución para dejar de tener angustia o estrés económico, claro está, sería que no hubiese tantas desigualdades entre ciudadanos y que nos subieran el sueldo a las personas trabajadoras, pero como esto de momento no siempre lo podemos conseguir, os vamos a dar tres consejos de expertos financieros y psicólogos recogidos en un artículo del periódico The New York Times para apaciguar los nervios.
Comunicarnos con cuidado
Tenemos que pensárnoslo dos veces antes de hacer un comentario respecto a el dinero que quiere o puede gastarse un conocido, amigo o familiar, ya que no todos tenemos las mismas prioridades ni el mismo grosor de cartera. Por ejemplo, obligar a según quién a colaborar con mucho dinero en un cumpleaños o una boda puede suponer que esta persona tenga que vigilar demasiado durante lo que queda de mes y, esto, por supuesto, le puede provocar estrés.
También tenemos que ir con mucho cuidado con la pareja, si es que tenemos. Por ejemplo, si ya no quiere gastarse tanto dinero en según qué, se tiene que comunicar con empatía y con cuidado, no a las malas.
Vigila, pero no te prives de todo
Cada uno sabe lo suyo y hasta dónde puede llegar su sueldo. Por mala suerte, hay gente que sí que se tiene que privar de todo, pero por poco que puedas, los expertos aconsejan intentar llegar a un equilibrio y no dejar de hacer o gastar en aquello que para ti son prioridades quizás tienes que pensarlas bien y tenerlas muy presentes y son más importantes para tu salud mental.
Ayuda financiera
El tercer y último consejo que hacen los expertos es el de contratar o escuchar los consejos de asesores financieros no a falsos gurús que prometen lluvias de millones sobre, por ejemplo, cómo podemos gastar menos dinero en telefonía, electricidad o gas, entre otras muchas cosas. Todo lo que sea programar gastos, ordenar prioridades y hacer planes realistas mensuales, ayuda a tenerlo todo bien ordenado en nuestra cabeza y nos tranquiliza, ya que sabemos que si hacemos lo que hemos planeado llegaremos a final de mes y, además, gastando tan poco como hemos podido sin renunciar a lo que más nos gusta.