La sombra de la inseguridad es muy grande. Es una criatura que extiende sus tentáculos por todas las dimensiones de tu vida. Incluida la del trabajo. Y precisamente por eso te cuesta tanto creértelo en la oficina. Y no hablo de ninguna clase de soberbia. No me refiero a venirte arriba y comenzar a mirar a lxs demás por encima del hombro. Hablo simplemente de confianza. De sentir que eres buenx en lo que haces. De sentir que cumples con lo que esperan de ti. Porque no siempre te pasa: en muchas más ocasiones de las que te gustaría admitir cargas contigo todo ese síndrome del impostor tan desagradable. En realidad no valgo mucho haciendo esto. Tarde o temprano se darán cuenta.
Para Michael Doolin, exdirector de recursos humanos de empresas tochas como British Airways, hay una serie de señales que pueden darte ese refuerzo positivo que necesitas para creértelo e ir a currar a la oficina con tranquilidad. Como el hecho de que te sobre tiempo a lo largo del día o de la semana porque has superado tus objetivos. No, no es porque tus tareas sean fáciles o prescindibles. Es porque se te da bien ejecutarlas. Punto. Y porque te planificas bien, la segunda gran señal de las que habla Doolin: si sabes priorizar lo importante, si cumples con los plazos, si llegas a tiempo a la oficina, es que tienes capacidad de autoorganización. Váloralo. Date la palmadita que mereces.
Y luego está la retroalimentación positiva ajena. Como dice el propio Doolin, todos esos “comentarios positivos de compañeros, clientes y profesionales relacionados con tu sector son señales de que estás haciendo algo bien”. Deja de desconfiar. Deja de hacerle caso a esa vocecita interna tuya que te dice que solo intentan ser amables. No es cierto. Como tampoco lo es aquella otra sensación de que no aportas demasiado. Piensa en todas esas ideas que has tenido. Piensa en las soluciones que has inventado cuando estabas atascado o cuando el equipo no sabía por donde tirar. Piensa en cómo admites tus errores y rectificas para arreglar las cosas. Es fácil desmentir tu inseguridad si quieres.
Además, Doolin destaca dos señales de buen profesionalismo más. Por un lado, la curiosidad, las ganas de aprender, de asumir nuevas labores y de crecer dentro de la empresa. Todo eso está ahí, ¿no? Pues es mucho. Y por otro lado el hecho de que seas lo suficientemente humilde y buenx trabajadorx de equipo como para pedir feedback cuando no tienes algo claro. Lejos de ser una confirmación de tus miedos, lejos de enviarle un mensaje a lxs demás de que eres incapaz, con ello muestras que eres buenísimo en tu trabajo. Cuando sabes hacer algo lo haces y no molestas a nadie. Cuando no sabes preguntas para que todo funcione. No des por hecho tus cualidades. No son universales.