¿Por qué hablar sobre nuestros salarios debería dejar de ser un tabú?: La Gen Z responde

Y tú, ¿qué respondes cada vez que alguien te lo pregunta?

Estás sentadx en una comida familiar. Todos conversan, todos opinan. Salta la pregunta que habías estado evitando mentalmente desde que le contaste a tu familia que conseguiste nuevo curro: “¿Y cuánto te están pagando?” te pregunta tu abuela. ¿Cómo huir de esa pregunta? y peor aún, ¿por qué tenemos la necesidad de huir de esa pregunta? Y es que es una realidad que la sociedad ha inculcado en nosotros la idea de que el dinero es privado, algo que no se debe compartir. Porque si se gana poco, causa vergüenza. Pero si se gana mucho, el efecto es el mismo: vergüenza.

A menudo, somos conscientes del temor a que la diferencia entre nuestros ingresos pueda afectar nuestras relaciones y dinámicas sociales generando tensiones o, incluso, celos. Al final del día, lo que también es una realidad es que cada unx tiene su propia travesía financiera. Por lo que no debería haber espacio para comparaciones.

Desigualdad salarial

Sin embargo, esta situación toma mayor importancia cuando la decisión de mantener en incógnita la cifra de los salarios no es voluntaria. El secreto salarial en las compañías –que es diferente a ocultarlo de tus curiosos familiares– puede llegar a crear brechas salariales entre compañeros de trabajo, pues hace inaccesible información necesaria para que lxs trabajadores puedan hacer una comparación y evidenciar posibles diferencias de género.

Un dato importante que ha impulsado al Parlamento Europeo a implementar medidas contra el secreto salarial es que en la UE, las mujeres ganan de media un 13% menos que los hombres por el mismo trabajo. Suficientemente alarmante como para querer verificar ahora mismo que esa situación no nos ocurre a nosotrxs.

¿Cuánto ganas?

Como es típico en Código Nuevo, salimos a la calle para preguntarle a lxs jóvenes sobre sí compartirán o no con nosotrxs cuánto es lo que ganan: ¿Crees que hablar de sueldos es un tema tabú?

Muchxs respondieron que sí, que efectivamente era un tabú. Algunxs comentaban que no hay razón para que lo sea, mientras otrxs sostenían que era algo muy personal que no debería ser compartido por la posible imagen que se pueda llegar a dar de la empresa. Antes la medida que está siendo impulsada por el Parlamento Europeo algunxs opinaban que era importante para darnos cuenta sobre las desigualdades entre géneros que hay en las empresas.