Ni consigues evitarlo ni encuentras razones para ello: te molan los chismes. Que si fulanito parece estar amargado desde hace unas semanas y probablemente sea porque lo ha dejado con su chica. Que si menganita se cree superior al resto de la oficina. Que si zutanito no tiene ni idea de cómo combinar la ropa para cumplir con los códigos de la empresa. No te pierdes una. Siempre que puedes participas en el chismorreo y a menudo eres tú mismx quien lo inicia con todo el entusiasmo del mundo. No obstante, y según el doctor en psicología Michael Wiederman, especializado en ambientes laborales, te estás boicoteando bastante más de lo que crees con esa actitud.
Para empezar, dice este experto, es probable que en muchas ocasiones estés cayendo en la trampa del efecto de falso consenso “mediante el cual tendemos a suponer, o sobreestimar, que otros ven las cosas de la misma manera que nosotros”. O dicho de otra manera: que tú acudes a alguien para soltarle un chisme con la convicción de que va a compartir tu perspectiva y de pronto te encuentras con que no. Quizás te siga el rollo falsamente. O quizás te exprese su desacuerdo abiertamente. En cualquier caso, su imagen de ti empeorará. Y si esto pasa con mucha frecuencia está claro que te estarás haciendo un daño reputacional importante. Al final nadie se fiará de ti.
Sobre todo si tu comportamiento contiene unas cuantas gotitas de sesgo egoísta. En palabras de Wiederman, se trata de “una tendencia que todos tenemos a vernos a nosotros mismos en general de manera más positiva”. ¿Y qué tiene que ver esto con los chismes? Pues que puede pasar, y suele pasar, que te quejes de alguien a sus espaldas por una actitud o un comportamiento que tú mismx tienes pero que debido a este sesgo no percibes en ti. Y no hay nada que suene peor que eso. Para quienes te escuchan chismorrear no solo eres alguien malicioso, sino también profundamente hipócrita. Es cuestión de tiempo que alguien te ponga en tu sitio. Y será muy feo.
Por último, hay otro gran inconveniente del chismorreo laboral: puesto que te permite liberar parte de la frustración o la rabia que te genera la persona criticada, disminuye tu motivación para abordar el asunto seriamente y encontrar soluciones. Y sí, si el resto de verdad está de acuerdo con tu análisis, compartir estas impresiones reforzará vuestro vínculo emocional. Sin embargo, ¿por qué no ser asertivx y hablar con la persona afectada y, de paso, mejorar el vínculo con ella? Es mucho más humano. Mucho más empático. Mucho más constructivo. Y es la forma que tienes de fomentar un mundo más comunicativo. Tú también podrías estar en su lugar un día.