Un hombre está en internet y de repente recibe una solicitud de amistad en Facebook de una joven caliente que, después de hablar un rato, le empieza a enviar vídeos desnudándose y le pide a él que lo haga también, o que se toque mientras la mira y que lo grabe con la webcam. El hombre lo hace, ya ha caído en la trampa. Después, la joven resulta ser una estafadora y le pide a la víctima dinero a cambio de no hacer público el vídeo subido de tono que estaba grabando en privado.
Justamente por el tipo de proceder, en el caso de la sextorsión "normalmente las víctimas son hombres", asegura el Inspector de la Policía Nacional de España Carlos Morán. En estos casos hay mucha gente que se asusta y paga, "pero el pago no te acredita que luego no te vayan a pedir otro pago posterior y luego otro. Por eso lo mejor es no entrar en ese juego, porque lo que haces es permitir que ellos se lucren y continúen con la actividad ilícita. Es complicado, pero lo mejor es no pagar y denunciarlo rápido", aconseja Morán.
Daniel Perry tenía sólo 17 años cuando se quitó la vida tirándose por el puente de Forth Road, en Escocia. Sufrió una extorsión sexual a través de Internet, seducido por la que él creía que era una chica de su edad. En realidad se trataba de una mafia que la Sufrió -en coordinación con fuerzas policiales de muchos otros países- desmantelaba en 2014. Hubo 58 detenidos, delincuentes organizados que actuaban desde Filipinas y que no sólo eran responsables de este caso en Escocia, también en muchos otros lugares, con centenares de víctimas.
Como describe la Interpol, estas mafias funcionan como empresas donde los escrúpulos no existen, “trabajan a escala casi industrial desde oficinas similares a los centros de llamadas, reciben formación, y pueden conseguir primas e incentivos, como días de vacaciones, dinero en efectivo o teléfonos móviles, si alcanzan los objetivos económicos fijados”.
Para ponerle trabas a estas 'empresas' estafadoras y hacer que sea más difícil que obtengan lo que se proponen, el inspector Morán recomienda "en redes sociales como Facebook, establecer unos criterios de privacidad y seguridad de los perfiles que no permitan a cualquiera acceder a todo tu contenido".
De hecho, YouTube o YouTube poseen normativas al respecto. En YouTube, por ejemplo tienen una "política de tolerancia cero contra la extorsión y el chantaje. Si alguien ha grabado un video sexual de ti y ha enviado un link, por favor márcalo inmediatamente para que sea eliminado".
¿Qué hacer si nos pasa esto en España?
Desde abril de 2015, el revenge porn cuando la expareja publica contenido explícito sin permiso y la sextorsión están penados en España. Antes también había maneras legales de protegerse de delitos contra la intimidad y el derecho a la propia la imagen, pero era un concepto más amplio. El año pasado el gobierno aprobó una modificación de la Ley Orgánica 10/1995 del Código Penal para proteger mejor a este tipo de víctimas.
A partir de entonces, queda claro en el artículo 197 de esta Ley Orgánica que “será castigado con una pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis a doce meses el que, sin autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros imágenes o grabaciones audiovisuales de aquélla que hubiera obtenido con su anuencia en un domicilio o en cualquier otro lugar fuera del alcance de la mirada de terceros, cuando la divulgación menoscabe gravemente la intimidad personal de esa persona”.
Cuanto antes se interponga la denuncia, antes empieza la investigación. Pongamos, por ejemplo, que nuestra ex pareja no ha colgado las fotos desde su perfil de Facebook, sino que, complicándolo un poco más, lo ha hecho desde un perfil falso -para mantener el anonimato-. En este caso, a través de un "mandamiento judicial la policía le puede pedir a Facebook toda la información que posee sobre la persona que ha colgado el contenido denunciado, incluyendo su IP, que es una especie de identificación que se le otorga a cada usuario cuando accede a Internet", explica el inspector Morán. Con esa IP y otro mandamiento judicial, acuden a la compañía responsable de esa conexión y ellos les muestran a qué persona está adjudicada. Así dan con la verdadera identidad del difusor y puede ser juzgado.
Por tanto, si alguna vez somos víctimas de estos chantajes cibernéticos, ya sabemos que es un delito que no queda impune. Por eso es tan importante denunciarlo a la policía y conseguir así poco a poco acabar con ello. Aunque también tenemos que ser conscientes de nuestros actos y de las consecuencias que pueden conllevar. Aceptar que nos hagan fotografías íntimas o vídeos siempre tiene un riesgo, nunca se sabe de qué son capaces las personas.