¿’The Last of Us’? Cada año mueren más personas a causa de hongos

El cambio climático y la resistencia a los antimicóticos se encuentran detrás de este fenómeno

Durante la primera escena de The Last of Us, la serie que adapta la historia de uno de los videojuegos más aclamados de la última década, un epidemiólogo diserta sobre los peligros crecientes de las infecciones fúngicas para la humanidad. Nadie se lo toma demasiado en serio. Al fin y al cabo, nuestros principales enemigos siempre han sido los virus y las bacterias, no los hongos. Parecen las palabras de un conspiranoico. A partir de ahí, un salto en el tiempo traslada al espectador a un presente en el que, sorpresa, un hongo ha puesto en jaque a los seres humanos. Tranquilx: no ha nacido un hongo así de momento, aunque la realidad es que los hongos matan cada año a más personas en el mundo.

Es la conclusión de una nueva investigación científica llevada a cabo por expertxs de diferentes universidades del Reino Unido. En concreto, y como apuntan desde Gizmodo, “la carga mundial y el número de muertes por hongos han aumentado sustancialmente durante la última década”. En estos momentos, los hongos, de manera directa o indirecta, contribuyen al fallecimiento de casi cuatro millones de personas, lo que supone una duplicación de las cifras que obtuvieron durante una investigación similar en el año 2013. Publicado en la revista The Lancet Infectious Diseases, el estudio muestra que los hongos pueden convertirse en un problema cada vez mayor para la humanidad.

Porque hasta ahora no lo eran tanto. Según cuentan desde este mismo medio, “la mayoría de las especies de hongos no pueden vivir mucho tiempo dentro de nuestros cuerpos cálidos y nuestro sistema inmunológico suele ser muy capaz de resistir las infecciones por hongos, pero en las últimas décadas varios factores han hecho que estas infecciones sean más comunes”. Entre ellos, la creciente resistencia de los hongos a los antimicóticos, la mayor tasa de supervivencia de personas con enfermedades inmunodepresivas graves y, ojo, el cambio climático, pues “algunas especies de hongos como Candida auris están evolucionando hasta volverse tolerantes al calor”. La premisa de la serie.

Pero el problema es doble. Por un lado, el incremento de la peligrosidad de los hongos para las personas. Por otro lado, el hecho de que aún no hemos asimilado el alcance de dicho incremento y adaptado para contrarrestarlo. Así, ocurre que “los diagnósticos actuales a menudo no logran detectar estas infecciones incluso cuando los médicos sospechan su presencia”. Algo que irá cambiando. Además, muchos equipos de investigación científica andan ya desarrollando nuevos métodos de prevención como las vacunas y nuevos métodos de combate como nuevos antimicóticos. En palabras de Dennings, uno de los autores del estudio, “debemos tomarnos los hongos muy en serio”.