Ahora, y por desgracia para los veraniegos más imprudentes, la investigación científica ha asociado el síndrome con periodos vacacionales más prolongados. Así lo confirman desde la Fundación Española del Corazón. Su vicepresidente, el doctor Jose Luis Palma, apunta al alcohol como principal causante de este fenómeno, pero también a otros elementos nocivos del estilo de vida vacacional: cambio del ritmo horario, cambio del ritmo alimenticio, descenso de la calidad del sueño, reducción del ejercicio o incremento de la ingesta de sal. “Condiciones que propician un incremento del índice de masa corporal que, unido al consumo excesivo de alcohol, un tóxico para la fibra miocárdica, produce síntomas clínicos que indican la existencia de una insuficiencia cardiaca transitoria”, explica el especialista.
Aunque los jóvenes sanos pueden recuperarse sin consecuencias una vez el organismo ha metabolizado todo el alcohol, Palma alerta de la posibilidad de que, mientras persiste la insuficiencia por intoxicación etílica, esta pueda derivar en un acontecimiento cardiovascular severo como la muerte súbita por arritmia. Depende, asegura, del tipo de arritmia, del sustrato orgánico en el que se asiente y del estado funcional del sujeto. La anatomía y fisiología de los jóvenes es más robusta y los hace menos vulnerables. Pero también son ellos quienes más excesos realizan.
“No hay que olvidar que el alcohol, consumido en los niveles que se consume en algunos botellones y discotecas, puede producir muertes por intoxicaciones etílicas en las cuales el corazón juega un papel fundamental”, explica el vicepresidente de la FEC. Una relación, la del consumo de bebidas alcohólicas y la salud cardiovascular de los jóvenes, que ya fue estudiada en el Reino Unido mediante ecocardiogramas con "resultados categóricos", según apunta el experto: "el alcohol, ya desde cantidades muy pequeñas, produce una disminución de la potencia del corazón".
“Únicamente es recomendable el vino. Su alto contenido en polifenoles, antioxidantes y vitamina C y E lo convierten en un buen protector cardiovascular. Pero solo dos vasitos diarios para el hombre y un vasito para la mujer”, apunta el cardiólogo. Beber vino con moderación, seguir una dieta mediterránea rica en verduras, frutas y pescado y realizar ejercicio habitualmente son las principales recomendaciones sanitarias para evitar el ‘Síndrome del corazón en vacaciones’. El ejercicio, eso sí, también con moderación.
Para muchos, sin tiempo libre durante el invierno, las vacaciones son el punto de partida de la ‘Operación Bikini’. Pero esta urgencia por eliminar los michelines de la noche a la mañana lleva a prácticas tan peligrosas como el propio sedentarismo. Es el caso del running y el deporte playero durante las horas de mayor calor. “Piensan erróneamente que el sudor reducirá su índice de masa corporal. Se exponen a una pérdida de líquido y electrolitos que altere los mecanismos reguladores de la temperatura corporal, pudiendo elevarse esta hasta casi 40 grados y sufrir entonces un golpe de calor que pueda derivar en muerte súbita”, aclara el doctor Palma.
Pero, además del ‘Síndrome del corazón’ en vacaciones, y los golpes de calor, el especialista advierte de otro fenómeno estival de importantes consecuencias cardiovasculares: “Muchos se van a destinos exóticos donde la salubridad de las aguas y de los alimentos no es la deseada y sufren la diarrea del viajero, que aparte de fastidiar el viaje, puede derivar en trastornos electrolíticos muy severos que afecten la salud del corazón”.
Sin embargo, y a pesar del esfuerzo divulgativo de la Fundación Española del Corazón, la magnitud de todos estos riesgos cardiovasculares asociados al verano, y en especial de la borrachera, sigue pasando desapercibida para la gran mayoría de jóvenes. Su vicepresidente, no obstante, se mantiene optimista: “Hoy ya nadie discute que las grasas saturadas perjudican la salud cardiovascular. O que la hipertensión hay que tratarla aunque no duela. O que la falta de ejercicio y el estrés perjudican el corazón. Con la debida reiteración, los mensajes restrictivos acaban calando en la gente”. Así que ya sabes, cuidadito con pasarse con las copas este verano. Tu corazón y tu hígado te lo agradecerán.