Las ondas acústicas se clasifican en tres categorías en función de la relación de los seres humanos con ellas. Por un lado, las ondas ultrasonido, cuya frecuencia es más elevada de lo que el oído humano puede percibir. Por otro lado, las ondas audibles, que son aquellas que escuchamos perfectamente. Y, por último, las ondas de infrasonido, cuya frecuencia es inferior a lo que podemos oír. Estas últimas, que tienen la capacidad de producir contracciones y dilataciones de la materia, incluidas las partículas de nuestro cuerpo, tal y como explican desde The Conversation, también son conocidas como ruido negro. Y podría ser dañino.
En palabras de los especialistas del medio australiano, "el ruido negro es generado en el cuerpo humano durante la respiración, palpitación o al toser, pero también lo producen los aparatos electrodomésticos en funcionamiento al vibrar en nuestra casa, los equipos de ventilación y refrigeración de establecimientos comerciales, las máquinas de nuestro entorno laboral y las turbinas eólicas", además del movimiento de las ruedas de los vehículos, especialmente los autobuses y los camiones. Un ruido que, más allá del necesario y justo presente en nuestro organismo, "no se encuentra normalmente en la naturaleza".
El problema es que, como están probando algunas investigaciones, "la frecuencia de las ondas infrasónicas coincide con la frecuencia de resonancia biológica de los órganos internos de los seres humanos con son los pulmones, el diafragma y en mayor medida el sistema nervioso central". De ser cierto, significaría que estas ondas infrasónicas que solemos apodar ruido negro tienen la capacidad de hacer oscilar nuestras células, lo que desembocaría en un aumento dañino de la temperatura corporal. ¿Alguna vez te has preguntando por qué acabas irritado en la gran ciudad? ¿Por qué necesitas huir a la paz de la investigaciones?
Pues podría ser a consecuencia del ruido negro del que nos hemos rodeado a través de infinitas máquinas y máquinas. De hecho, y como aseguran desde The Conversation, muchos de los efectos del impacto del ruido negro en nuestro organismo "son en gran parte desconocidos para la ciencia". Aunque contamos con ciertas evidencias. Como las de esta investigación, que indican que "los infrasonidos de alta intensidad podrían producir el deterioro de los axones de las neuronas", en palabras de los expertos del medio australiano. O las de esta investigación que relacionan la exposición al ruido negro con pérdida de concentración e insomnio.
Pero no solo eso. Los conductores de camiones reportan niveles altos de fatiga, vértigo y dolor de cabeza. El origen de estos fenómenos podría encontrarse precisamente en las vibraciones de las ondas infrasónicas de los vehículos. Por eso nos quedamos tan hechos polvo cuando pasamos muchas horas al volante, tal y como señalan desde The Conversation. Sea como sea, la realidad es que los seres humanos nos vemos sometidos a condiciones ambientales inéditas. Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, las máquinas no estaban ahí. Y quizá nuestro cuerpo no esté del todo preparado para ellas.