La razón por la que comemos peor cuando hay una crisis y suben los precios

Reducir los impuestos a los alimentos saludables puede ser la única manera de evitar el deterioro de la salud de las clases más desfavorecidas

Los alimentos ultraprocesados son una mierda. Ya está. Podríamos profundizar muchísimo en la cuestión, citar a una infinidad de médicxs y linkear investigaciones de todo tipo. Pero es un axioma en nutrición. Una realidad innegable. El problema es que no resulta nada sencillo esquivarlos. En primer lugar, porque están saturados de azúcar, sal y otros ingredientes que los hacen muy sabrosos y adictivos. Y en segundo lugar, porque son más baratos que los alimentos frescos y tienes encima una inflación loca que te pone las cosas demasiado difíciles.

¿Pero cómo es posible? ¿Por qué un alimento que requiere tanta confección resulta más económico que un alimento fresco tal cual? Según cuentan en una publicación en The Conversation la catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública Maria Bes-Rastrollo y el jefe de estudios de la Escuela Nacional de Sanidad Miguel Ángel Royo, la clave está en los ingredientes: "como las materias primas que se utilizan son baratas su coste de producción es muy bajo". Además, ofrecen una mayor conservación en el tiempo debido a los aditivos que incorporan.

Todo esto provoca, según estxs mismxs especialistas, "que su consumo sea mucho más alto entre las clases más desfavorecidas, que a su vez están más expuestas y son más vulnerables a la publicidad". Siempre ha sido así. Sin embargo, la inflación que estamos viviendo en España, la subida de precios que los supermercados han implementado en el último año, está acentuando esta tendencia. Por eso, y en palabras de lxs autorxs del artículo, "la mejor manera de promover una alimentación saludable es mediante políticas económicas". Es responsabilidad gubernamental. 

Ayudas y más ayudas para comer sano

No mediante advertencias sobre los peligros de los ultraprocesados. No mediante charlas TED sobre los beneficios de comer alimentos frescos de cercanía. No mediante activismo de Instagram con hashtags tipo #realfood. No. Mediante medidas económicas. ¿Pero cuáles exactamente? Pues medidas para "reducir los precios de los alimentos saludables, dar ayudas a los grupos más desfavorecidos para adquirirlos y encarecer los alimentos no saludables". Es el único camino. Que unas patatas de paquete no cuesten tres veces menos que unos espárragos.

Además, tanto Bes-Rastrollo como Royo instan a los gobiernos a implementar medidas que reduzcan la presencia de los alimentos ultraprocesados en lugares públicos. Porque mientras tengan tantísimo marketing detrás, sepan tan bien, sean tan baratos y tu economía no sea la de una celebritie, seguirás cayendo en ellos una y otra vez. "Si no se toman medidas radicales, el efecto del alza de los precios en los hábitos alimentarios y la salud de la población puede resultar altamente perjudicial, especialmente para las clases más desfavorecidas". Simplemente no es justo.