Lo Que De Verdad Hay En Esa Lata De Comida Envasada Que Te Zampas Por Pereza A Cocinar

Tenemos la despensa llena de latas de conservas. Son asequibles y muy cómodas y más de una noche han sido nuestra salvación cuando la pereza nos vence y un bocadillo de mejillones en escabeche nos parece una cena de lo más digna. Pero, ¿son realmente

Tenemos la despensa llena de latas de conservas. Son asequibles y muy cómodas y más de una noche han sido nuestra salvación cuando la pereza nos vence y un bocadillo de mejillones en escabeche nos parece una cena de lo más digna. Pero, ¿son realmente seguros los alimentos enlatados? ¿Qué pasaría si tuviéramos que alimentarnos sólo de latas de conservas?

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Pero ¿y si tuviéramos que hacerlo? ¿Pasaría algo? Seguramente no, a corto plazo. Numerosos estudios confirman la inocuidad de los alimentos enlatados. De hecho, las latas no son más que envases que protegen a los alimentos frente a una larga conservación. Desde el Centro de Información de la Conserva Enlatada CICE informan de que “la fecha de consumo preferente indica hasta cuándo el producto se encuentra en sus condiciones óptimas de consumo en cuanto a sabor, textura y presencia”, pero que una vez superada la fecha “el producto no tiene por qué volverse peligroso”.

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Miquel Porta Serra, catedrático de salud pública de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor del libro "Nuestra contaminación interna. Concentraciones de compuestos tóxicos persistentes en la población española", no ve “a corto plazo efectos negativos para la salud” relacionados con el consumo de productos enlatados. “A largo plazo, es de sentido común que no es saludable comer durante años y muchos días al mes comida enlatada: no tanto por los compuestos químicos artificiales que puedan contener algunas latas, sino porque todo el mundo conoce los beneficios de comer alimentos frescos”, advierte el experto.

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Una investigación llevada a cabo por la Escuela de Salud Pública de Harvard confirmó el aumento de más del 100% de concentraciones de BPA en la orina de los voluntarios que consumieron sopa enlatada durante cinco días, frente a la ausencia de este compuesto durante los días en que se alimentaron de sopa natural.

Miquel Porta Serra considera que las latas de conservas en sí mismas “no son nocivas”, pero “consumir mucha comida enlatada sí puede suponer una exposición continua a tóxicos no persistentes. Por eso las empresas más responsables e innovadoras buscan sustitutos a esos compuestos tóxicos”.

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La prohibición en el país vecino ha hecho que algunas empresas españolas estén optando por elminar el BPA de sus envases, cambio positivo que apuntan desde la Fundación Vivo Sano, que ha elaborado un informe para conocer la posición de las empresas del sector al respecto. Desde la fundación, no obstante, señalan que de las 101 firmas españolas contactadas para la encuesta solo 28 respondieron, lo cual da una idea de la falta de transparencia y la poca predisposición de las empresas de mantener al consumidor informado acerca de la presencia de compuestos tóxicos como el BPA en los recipientes en contacto con alimentos.

Al final, la recomendación es clara: lo más seguro siempre será consumir alimentos frescos, y si hay que comprar conservas, decantarnos por las que vengan en envases de vidrio. Si compramos latas, descartar las que tengan golpes, ya que esto puede significar que hay grietas o fisuras que permiten la entrada de bacterias. Y si al abrir una lata no acabamos todo el contenido, debemos pasar rápidamente el alimento a otro envase y guardarlo en la nevera, ya que el contacto entre el alimento, el metal y el oxígeno puede provocar la aparición óxido.