Por qué los cirujanos deberían operar completamente desnudos, según un estudio

Es todo un ritual: material y utensilios desinfectados, espacios estancos, indumentaria desechable. Manos enfundadas en guantes, bocas cubiertas por mascarillas. Los cirujanos y todo el personal que entra en un quirófano lo hace tras haberse sometido

Es todo un ritual: material y utensilios desinfectados, espacios estancos, indumentaria desechable. Manos enfundadas en guantes, bocas cubiertas por mascarillas. Los cirujanos y todo el personal que entra en un quirófano lo hace tras haberse sometido a un proceso de preparación estudiado al detalle, con el fin de preparar un escenario libre de bacterias y agentes patógenos. Aunque resulta imposible lograr ese objetivo al 100%. Por eso, una reciente investigación apuesta por modificar los usos y costumbres: según un equipo de expertos de la una reciente investigación, la mejor forma de preservar la salubridad de una sala de operaciones pasa por que los sanitarios accedan a ella completamente desnudos. 

El estudio, comandado por el doctor Patchen Dellinger, argumenta que la mayoría de materiales con los que se fabrica cualquier prenda acumulan altas proporciones de bacterias imposibles de eliminar. Además, explica la fricción contra la piel motivada por cualquier movimiento permite que estas sean liberadas y 'ensucien' el ambiente, el espacio en el que el paciente permanece en una situación de altísima vulnerabilidad.

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Por otro lado, se han ocupado de estudiar la diferencia entre operar con ropa normal y con prendas presumiblemente pensadas para trabajar en los quirófanos, encontrando las que las diferencias son mínimas. Así, establecen que, tan solo yendo desnudos, las personas arrojan menos bacterias: "La forma en el estos agentes patógenos se propagan por el aire es a través de nuestras escamas, y si un médico permanece vestido genera un roce con las prendas que las libera y las distribuye por el ambiente. Pero esto no sucede si se está desnudo", afirma Dellinger.

No obstante, los investigadores no confían en un cambio de concepto. Entienden que resultará complicado convencer al personal sanitario de prescindir de su ropa para operar, y que su estudio quedará únicamente en una anécdota. Porque, al final, basta con imaginar la estampa para entender que los quirófanos, de seguir esta recomendación, se acercarán más al escenario de una película porno que al espacio en el que unos profesionales están peleando por salvar la vida a un paciente.