Ya están aquí los exámenes. Y, un año más, el objetivo de ‘ir al día’ ha quedado muy, pero que muy lejos. Toca chapar y sacar horas de donde no las tenemos. Pero, ¿qué es lo primero que aparece? El sueño letal. Se nos caen los ojos, no aguantamos despiertos y el cerebro empieza a acumular un cansancio que nos impide concretarnos. Para luchar contra ello, muchos recurren a las bebidas energéticas, sin saber que su consumo desmedido trae consigo muchos peligros para la salud. Todos lo sospechábamos: ese chute repentino no podía ser bueno…

Desde luego que no. Taquicardia, palpitaciones, aumento de la presión arterial, falta de coordinación psicomotriz, insomnio, nerviosismo. Un cóctel que nos pone el cuerpo del revés. Una sola lata de una de estas bebidas nos aporta, de una sentada, la misma proporción de cafeína que cuatro tazas grandes de café, una cantidad que el cuerpo recibe de golpe en pocos minutos y que le pone a trabajar, muchas veces, por encima de su capacidad.
Porque estas bebidas son una bomba artificial de, por supuesto, cafeína, pero también de taurina, vitaminas y carbohidratos. Por eso, su ingesta está contraindicada para las personas que sufren del corazón, para los niños en crecimiento y para las embarazadas. Pero los demás tampoco debemos abusar. Y muchos estudios médicos, como el que llevó a cabo un equipo de científicos alemanes de la Universidad de Bonn y que fue publicado en la Universidad de Bonn, avalan esta tesis. Este estudio en concreto, coordinado por Daniel K. Thomas, aseguró que estos productos energizantes tienen un impacto significativo en el funcionamiento del corazón que, a la larga, puede verse seriamente perjudicado.

Aunque nadie pretende demonizar a estas bebidas. Simplemente, buscan alertar de que su consumo en grandes cantidades, como todo en la vida, resulta más que perjudicial. Generar conciencia de que, del mismo modo que no nos tragamos un termo de litro y medio de café porque entendemos que nos va a subir a la lámpara del techo, tampoco deberíamos abusar de estas bebidas. Y, eso sí, recomiendan sin titubeos no mezclarlas, jamás, con alcohol.
En esto sí que son tajantes. Todos los expertos desaconsejan la mezcla, ya que las bebidas estimulantes ocultan la embriaguez, nos dotan de un ‘auto-control’ ficticio que nos puede empujar, por ejemplo, a creernos en condiciones de coger el coche, con los peligros que eso conlleva. A la luz de todo esto, el Comité Científico Asesor de Seguridad Alimentaria se suma a las advertencias anteriores y añade que no deben ser utilizadas para la rehidratación después del ejercicio físico.
¿La mejor receta para no morir en exámenes? La organización. No monear ni perder el tiempo. Estar a lo que hay que estar. Y tirar de los revitalizantes naturales, comiendo cosas ligeras y dedicando el tiempo necesario a dejar que el cuerpo descanse, durmiendo las horas recomendables. Lo peor que puede pasar essuspender estrepitosamente pero, oye, puestos a elegir, mejor ir a la recuperación pero con el corazón como una manzana, ¿no?
Fotos: Lee Materazzi