Un adolescente ha creado un sujetador que detecta el cáncer de mama

Los 18 suele ser una época de cambio, de búsqueda, de caminar perdido sin saber todavía a qué dedicarse. Es el momento en el que se comienzan a tomar los pasos que marcarán el resto de la vida. La mayoría se debaten entre esta u otra carrera, entre e

Los 18 suele ser una época de cambio, de búsqueda, de caminar perdido sin saber todavía a qué dedicarse. Es el momento en el que se comienzan a tomar los pasos que marcarán el resto de la vida. La mayoría se debaten entre esta u otra carrera, entre estudiar y trabajar. Pero determinadas realidades pueden hacerte madurar de golpe. A Julián Ríos le sucedió cuando a su madre le diagnosticaron cáncer de mama, viéndose obligada a someterse a dos mastectomías. Fue entonces cuando Ríos, que hoy tiene 18 años, decidió emplear sus esfuerzos en trabajar, en la medida de sus posibilidades, contra esta enfermedad. Y lo ha logrado, para asombro de la comunidad científica, inventando un sujetador capaz de detectar los tumores que va camino de convertirse en una herramienta más para la prevención.

El joven colombiano ha ideado una prenda que, mediante sensores de tacto, temperatura y luz, alerta sobre la aparición de los bultos. Los parámetros de estas tres variables se alteran de forma significativa cuando surge el problema y Eva -así es como se llama el invento- monitoriza los niveles de cada uno de estos aspectos elaborando informes mientras está en contacto con el pecho de la mujer. Únicamente es necesaria una hora a la semana para contar con otra vía de información que ayuda al médico a estudiar la evolución de la paciente y avisar de que tal vez sea necesaria una visita al especialista, con un 93% de efectividad en el diagnóstico.

Es un ladrillo más en la estructura de la detección precoz, un paso previo y complementario a las mamografías y otras pruebas. Pero, sobre todo, es un altavoz que puede hacer ganar días o semanas que servirán para evitar males mayores o para ganar tiempo contra el avance de la enfermedad. Eva es, por el momento, un prototipo, pero ya ha suscitado el interés y el asombro de oncólogos de todo el mundo.

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Los reconocimientos han comenzado a convertirse en algo tangible gracias al primer premio Global Student Entrepreneur, dotado con 20.000 dólares que servirán para superar la primera fase de permisos y certificaciones. El escenario ideal que Ríos se plantea es poder lanzar su ingenio en 2018, con un precio moderado que rondará los 120 euros. Un grano más, aportado en esta ocasión por un joven milenial, para luchar contra una losa que atraviesan, cada año, millones de mujeres en todo el mundo.