Exprimes cada minuto de tu día. Entras, sales, subes, bajas. Un café, dos. Siempre con prisas. Pero la rutina te obliga: tienes cientos de miles de cosas que hacer y, aunque algunas te apetezcan menos que otras, haces lo posible por abarcarlas todas. Porque cada día es único y hay que aprovecharlo al máximo. Ya habrá tiempo para dormir. Pero lo cierto es que luego nunca lo encuentras. Prefieres trasnochar, si eso supone tomar una cervezas después del trabajo; madrugar, si con ello consigues tener contento al jefe o procurar ese ansiado 5 en el examen de la semana que viene. ¿Resultado? Pocas horas de sueño. Cuidas tu cuerpo por el día, sí, pero no escuchas una de sus peticiones más importantes, aquella en la que te ruega que le dejes descansar. Por eso, lee atentamente estos cinco trucos para regalarte lo que te pertenece por derecho: una noche de sueño reparador que te prepare para afrontar cualquier cosa que te propongas.

Cuidado con el café
Es tu gasolina y recurres a él varias veces a lo largo del día. El de la mañana lo bebes por supervivencia; el de media mañana, como aporte extra; el de después de comer es tu arma para no dormirte encima del teclado. Pero punto. Trata de reducir el aporte de cafeína si notas que eso te desvela, y recurre a otras prácticas con las que también consigas despejarte. Sal a tomar el aire, lávate la cara. Cualquier cosa que no suponga alterar tu cuerpo y predisponerlo a no poder conciliar el sueño con facilidad.
Tampoco te pases con el alcohol
Sí, tal vez aturda, tal vez a priori te permita conciliar el sueño con mayor facilidad, pero las sesiones de after-work demasiado extendidas pueden ser también enemigas del descanso reparador. Te impide descansar profundamente, puede provocar interrupciones en la fase REM e, incluso, provocarte pesadillas. Así que cuidado con las cervezas después del trabajo.
Nunca trabajes en el dormitorio
Ese es tu templo, tu lugar preparado para desconectar de la rutina, y conferir a ese espacio otra categoría hará que, inconscientemente, vincules el tiempo que pasas en él también con el trabajo y las preocupaciones.
Tampoco veas la tele en la cama ni consultes el móvil
Porque cualquier estímulo visual, lumínico, no hará nada más que activarte y provocar que tu cuerpo entienda que debe mantenerse en alerta. Los expertos aconsejan incluso no tener el teléfono en la mesilla de noche, puesto que sus ondas pueden llegar a alterar los ritmos del sueño. Todos a comprar despertadores analógicos.

Regula tus hábitos
Quizás sea el consejo más importante. El organismo es una máquina que necesita cumplir unos ritmos más o menos fijos, que se mueve por costumbres y que se adapta a unos ciclos que deben ser, para reforzar su efectividad, lo más estables posible. Por eso, se deben generar unos patrones que lo predispongan a dormir cuando toca y a estar activo cuando es necesario. Trata de acostarte siempre a la misma hora, de levantarte también en un momento determinado y no alteres demasiado esa rutina. Así, será tu propio organismo el que acabe indicándote cuál es el momento preciso en el que necesita empezar a descansar. Con ello, lograrás alejarte también de otras muchas dolencias como, incluso, la depresión.
Tan solo se trata de tener un poco de voluntad, y cualquier ejercicio que sirva para cuidarnos será siempre más que recomendable.