En España por cada paso que damos para abrir más nuestras mentes y destrozar tópicos machistas, homófobos y/o racistas, damos otros tres hacia atrás. El último en meter la pata hasta el fondo ha sido el presentador Risto Mejide que anoche, durante el estreno de su último programa All you need is love... o no, llamó "calientapollas" a una de las invitadas por coger de la mano a un amigo. Algo que no solo da tres pasos hacia atrás en la lucha diaria contra el machismo, sino que supone una maratón entera en sentido contrario.
Para que entiendas bien hasta qué punto la maldita palabra estuvo fuera de lugar, te lo explicamos con detalle. Resulta que Irene Junquera tiene una sección semanal dentro del programa que consiste en ir con una caravana a un lugar a buscar una historia de amor por todo el país. Habla con sus protagonistas, hace de celestina y que pase lo que tenga que pasar. Se supone que la gente se declara, se reconcilia, etc. Todavía no hemos visto más casos, pero esperemos que no todos sean tan desastrosos como el primero. No por su resultado —ella le dio calabazas— sino por los comentarios con olor a rancio de los colaboradores y, en especial, de Risto.
El caso es que Luis, un joven segoviano que está estudiando en Badajóz compartía piso con dos más y con Carolina, de quien está perdidamente enamorado. "Debe ser difícil convivir con el amor de tu vida y ver cómo está con otros chicos, ¿no?", le dice Junquera esperando un relato que conmueva al público. Hasta aquí todo lo que se podía esperar de un reality, el chaval lo está pasando mal, intenta solucionarlo y, de paso, aumentamos un poquito las arcas de Telecinco.
Entonces, Luis se declara mediante un vídeo a Carolina —esto se parece un poco a Hay una carta para ti, ¿no?— y esta, siempre con una sonrisa, cuenta que no ve posible un noviazgo entre ellos, que para ella su relación siempre fue de amistad y que, de hecho, así se lo dijo a Luis cuando se conocieron y él ya hizo el amago de hablarle de sus sentimientos. La cuestión es que, tanto él como ella, están de acuerdo en que son personas muy cariñosas y que mantienen una relación muy estrecha, cosa que ha 'confundido' a Luis, mientras que para Carolina no suponía un problema.
Y ahí es cuando Risto, no sabemos si en un arranque de engrosar la audiencia o dejándose llevar por el machismo implícito en una sociedad como la nuestra, soltó: "Lo que estoy pensando no lo puedo decir... Pero esto en mi pueblo tiene un nombre. Qué coño, lo voy a decir. Esto es ser una calientapollas". Claro que sí. Y todo por tener una relación cercana con un hombre. Pues o Risto debe una explicación a su audiencia que, por cierto, incendió Twitter, o se va a quedar tan ancho y aquí paz y después gloria.
El caso es que, como bien apuntaban muchas de las críticas de los seguidores del programa, que una mujer tenga una relación cariñosa con alguien a quien considera cercano no es, ni de lejos, ser una "calientapollas". Esta concepción es otro ejemplo más de cómo, en muchas ocasiones, se convierte a la mujer en un 'premio' por un supuesto 'buen comportamiento'. De hecho, la misma Irene Junquera usó el término friendzone durante el programa para referirse a Luis, algo que alarga todavía más ese hilo machista que entiende que una mujer le debe amor o sexo a un hombre solo porque él la trata de forma amable.
Ojo, y no digo que las intenciones de Luis sean machistas. Si ella ya dijo que no una vez y, tras un año de amistad, no ha vuelto a sacar el tema para decir lo contrario, ¿por qué decide el programa - o Risto, no sabemos si ese comentario estaba en el guión o fue espontáneo - a juzgarla a ella y a ponerle a él en el papel de víctima? Con casos como este, en los que una persona pública y de gran repercusión hace comentarios o apoya clichés machistas, el trabajo de muchísimas personas que dedican su vida a erradicarlos se va por la alcantarilla.
El consuelo es que, a la vez, estos sucesos terminan convirtiéndose en ejemplos prácticos a los que los usuarios de las redes sociales atacan directa y públicamente. Habrá que ver si Mejide se decide a rectificar —que, al final, es de sabios— más allá de hacer un tuit sarcástico y sinsentido. Porque, lo que sí habrás notado ya, Risto, es que lo que pasó anoche tal vez haya salido mucho más rentable que optar por una opción menos misógina, pero no te ha hecho ningún favor. Y, te lo pedimos de corazón, ni se te ocurra traer al ‘calientabragas’ ese que con esos consejos igual la acabas liando más.