Seguro que todos habéis jugado alguna vez con uno de ellos. 'Jugado', por decir algo, porque los punteros láser son más peligrosos de lo que aparentan. Varios países han legislado al respecto, pero la polémica se ha vuelto a levantar tras conocer el caso de un vuelo de la compañía Virgin Atlantic que realizaba la ruta Londres - Nueva York tuvo que dar la vuelta porque algún iluminado, desde las inmediaciones del aeropuerto, deslumbró al copiloto con uno de estos punteros.
Un simple fogonazo con uno de estos punteros puede llegar a quemar la retina, lo que les convierte directamente en un arma peligrosa. Por eso, la legislación española contempla su uso como un atentado grave contra la seguridad ciudadana. La Ley Orgánica 4/2015 prohíbe expresamente “la proyección de haces de luz sobre los conductores o pilotos de medios de transporte con riesgo de provocar un accidente”, y sanciona su uso con multas que van de los 30.000 a los 600.000 euros. Porque un simple láser es capaz de derribar al más moderno de los aviones.

Pero esta situación no sólo preocupa al sector de la aviación. Cada vez es más habitual encontrar a gamberros que se divierten usándolos en partidos de fútbol o en manifestaciones. Y no sólo en España: La Federación Rusa, por ejemplo, ya ha prohibido entrar con ellos a los estadios, y jugadores como Cristiano Ronaldo se quejan habitualmente de que los utilizan contra ellos.
Pero lo cierto es que los pilotos son los que más los temen. Los fogonazos de estos punteros han abortado miles de maniobras de despegue y aterrizaje en España y en todo el mundo, poniendo en peligro a todos los ocupantes del avión. Por eso, la Guardia Civil y AENA, la entidad que gestiona los aeropuertos españoles, colaboran ya en el control de estos actos vandálicos con un sistema de gestión de seguridad y trabajan en programas de sensibilización informando sobre los peligros de su uso.
El problema se agrava por lo fácil que es encontrar estos cacharritos. La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición alerta sobre sus peligros y ha conseguido que se retiren del mercado varios modelos, pero sigue siendo muy sencillo comprarlos en cualquier página de Internet, donde es más difícil controlarlos.
Después del último incidente en Reino Unido, el responsable de seguridad del Servicio Aéreo de la Policía Nacional de Reino Unido advirtió, en declaraciones a la BBC, de que “es cuestión de tiempo que alguien muera”. Y el secretario General de la Asociación Británica de Pilotos de Aerolíneas fue más allá: “Este no es un accidente aislado. El número de aviones atacados por estos aparatos ha alcanzado una cota alarmante”. Y tanto: entre enero de 2009 y junio de 2015 se registraron casi 9000 incidentes en Reino Unido.