Es una de las principales consecuencias de la cultura del 'take away'. Pides un menú de comida rápida, y ahí está ella: la botellita de plástico y esos recipientes de plástico donde ponen la comida. Entras al gimnasio y sacas otra botellita en la máquina de vending. Sales de viaje y compras un par en la gasolinera y un par de bolsas de patatas. Tú, y tu amigo, tu hermano, tu compañero, tu vecino. ¿Resultado? Según las estadísticas, cada minuto se consumen en en mundo alrededor de un millón de botellas de plástico. Una cifra contundente que, además, pone de relieve una consecuencia mucho más preocupante: en poco más de 30 años, los océanos registrarán una proporción mayor de botellas que de peces y especies marinas.

Por si fuera poco, un análisis elaborado por expertos medioambientales para The Guardian, determinó que el uso de estos recipientes crecerá un 20% antes de 2021. En total, y según los investigadores, en cinco años consumiremos unos 583.000 millones de botellas anuales, de las que, al igual que ocurre en la actualidad, tan solo se reciclarán el 7%. El otro 93% terminará en el mar donde su acumulación actual afecta no solo a los peces, sino también a las aves que se alimentan de ellos.
"La crisis ambiental generada por el plástico equivale a la amenaza del calentamiento global en la medida en que contamina todos los ecosistemas y afecta a una enorme cantidad de organismos de nuestro planeta", afirma al prestigioso diario inglés, Hugo Tagholm, miembro de la organización británica de protección de la vida marina Surfers Against Sewage. Porque, según explica, los sistemas y procesos de reciclado no han sido capaces de evolucionar a la misma velocidad que lo ha hecho la producción de estos recipientes.

Pero las alertas van más allá: si tanto peces como aves se ven afectadas por esta tendencia, a nadie se les escapa que el ser humano también se expone a su consumo. Otra investigación elaborada por la Universidad de Gante, en Bélgica, constata que los consumidores de pescados y mariscos pueden llegan a ingerir hasta 11.000 pequeños pedazos de plástico al año.
¿Solución? Complicada. Por un lado, una apuesta más decidida por los procesos y sistemas de reciclaje. Por otro, y sobre todo, una mayor conciencia social ante esta realidad cada vez más preocupante. Los expertos aseguran que solo siendo responsables se podrá revertir esta tendencia, que augura un futuro poco prometedor. La solución empieza en cada cocina, en cada casa, en cada oficina. Y en ti mismo.