El Problema De Los Niños Que Legalmente No Existen

Los niños que no existen. La importancia del registro y de la identidad.

Nos puede costar llegar a creer que algo así suceda en pleno siglo XXI, pero la dura realidad es que muchos países tienen millones de niños que, legalmente, no existen. Los motivos que llevan a esta situación pueden ser muy variados, pero siempre vienen precedidos de una falta en el registro civil correspondiente.

¿Cuántos niños «no existen»?

UNICEF calcula que 230 millones de niños, lo que supone un tercio de todo el mundo, carecen de este tipo de registros. En algunos países, esto llega a afectar al 60% de su población. Realmente, es la pescadilla que se muerde la cola: los niños no pueden inscribirse en ningún registro porque sus padres no lo hicieron, quienes no pudieron porque tampoco estaban registrados los abuelos, ni sus bisabuelos... Y así sucesivamente, y esto afectará a las generaciones posteriores.


¿Dónde ocurre?

No hace falta que miremos de reojo a otros lugares, porque incluso en los países más desarrollados esto todavía sucede. No obstante, las regiones más comunes de todo el planeta son Asia, África subsahariana y el Caribe.


¿Por qué ocurre?

Las causas son innumerables. Muchas veces es por desconocimiento en el paritorio, tanto de los padres como de los médicos y enfermeros. Por su parte, los niños que nacen en sus casas tienen más posibilidades de carecer de registro alguno. Si a esto le sumamos la falta de información sobre los derechos de los ciudadanos, la frecuente indocumentación que dificulta el censo de los descendientes y el mercado negro de menores... se explica mejor el incremento de estos casos.

Cuando estos niños se hacen adultos, es más complicado demostrar su identidad, ya que se necesita acreditar la veracidad de numerosos documentos y la declaración jurada de vecinos, curas, maestros, matronas... Una labor más tediosa cuanto más oscura sea la piel de la persona, quien suele terminar por abandonar su intento.


¿Qué consecuencias tiene?

Su nombre no aparece en ningún lado, por tanto no existen a muchos efectos y carecen de identidad. El Estado no puede reclamar a los padres si sus hijos no van a la escuela, algo por desgracia habitual; no obstante, los colegios les permiten asistir, pero nunca podrán graduarse. El sistema sanitario no los reconoce, aunque los hospitales atienden a los pacientes con servicios mínimos.


Y lo más importante, ¿hay solución?

Numerosas ONG y un proyecto piloto de las Naciones Unidas están trabajando en los países más afectados y desarrollando planes de acción, especialmente en colaboraciones con los responsables de los hospitales y del censo. Se trata de que cada niño tenga una identidad. Un reto que sorprendentemente es muy lejano, pero al menos se pueden mejorar los datos.

Crédito de la imagen: siempre889.com