Raimon Cusiné y su pareja estaban en Katmandú cuando el seísmo sacudió Nepal. Hemos hablado con ellos y nos han contado cómo sobrevivieron a uno de los terremotos más destructivos que ha vivido el país. Después de la catástrofe tienen una sensación de deber con el pueblo nepalí y han decidido promover diversos proyectos para recaudar dinero y enviarlo a la familia que los acogió.
Esta pareja de catalanes de Vilafranca del Penedès decidieron emprender un viaje solidario al Nepal mediante la organización Labdoo, sin saber que el 25 de abril un terremoto de 7,8 en la escala de Richter dejaría a su paso 7.600 nepalíes y 2 españoles muertos. Durante el viaje, se hospedaron en casa de una famlia de profesores de Gerkhutar, que trabajaban en una escuela cercana, la Ommani Public School, donde les llevaron material desde España. Unos días mas tarde, parte de la casa de sus amigos y la escuela donde aprendían los niños de la zona, quedarían derrumbadas. "Nos fuimos el día antes del terremoto dirección Katmandú, uno de los puntos donde el terremoto fue más violento".
"Todo se movía: arriba y abajo, de derecha a izquierda. Era imposible andar, te caías"
A las 7 de la mañana tomaron un autocar hacia Katmandú. A las 12h del mediodía se encontraban en un local a pié de calle del centro de la ciudad. "Entonces llegó la primera sacudida. Primero pensaba que era un terremoto, a los 5 segundos creía que era el fin del mundo. Todo se movía: arriba y abajo, de derecha a izquierda. Era imposible andar, si lo intentabas, te caías". Cusiné cuenta que cuando el terremoto paró todo el mundo empezó a abrazarse y a llorar, entre el pánico y el alivio de haber sobrevivido. "Entonces vino la primera réplica, y hasta que no logramos irnos del país, hubieron 150 más".

Casa derrumbada en Katmandú / Ramon Cusiné
Entonces decidieron hacer un plan de supervivencia, cogieron cuatro cosas básicas y fueron a buscar una zona segura. El centro, donde se encontraban en el momento del terremoto, era el lugar más peligroso ya que las edificaciones eran antiguas y susceptibles de derrumbarse y las calles eran estrechas, y si los edificios se desmoronaban, podrían morir sepultados. Se dirigieron a un hotel donde se habían hospedado, situado a un barrio periférico con edificios más bajos y calles más anchas. "No pudimos dormir en la habitación, por peligro a las réplicas, y durmimos en la calle con otros turistas y ciudadanos nepalíes", cuenta Cusiné.
"Por suerte no vimos a ningún muerto, ni una gota de sangre, pero los teníamos allí mismo"
"No teníamos información y no nos podíamos fiar de lo que decía la gente. Todo el mundo estaba alarmado". Después del terremoto se fue la luz, no había electricidad y no teníamos comunicación. No tenían batería en el móvil y tenían que ir a locales que disponían de generadores para enchufarlo, "cada vez que intentabas mandar un mensaje arriesgabas tu vida", cuenta Raimon. Desde casa nos dijeron que el consulado español había organizado un punto de encuentra para los turistas españoles.
De vuelta a casa
"Seguíamos con réplicas, aunque menos intensas, lo justo para levantarte y ponerte en tensión", explica Cusiné. La noche del tercer día del seísmo volaron de Katmandú a Nueva Delhi los 150 españoles atrapados en Nepal. "El aeropuerto de Katmandú era un caos. Al principio sólo llegaban aviones indios y chinos haciéndose pasar por ayuda humanitaria, pero en realidad sólo iban a buscar a sus turistas", relata Cusiné. Una vez en la India, esperaron la llegada de todos los compatriotas y posteriormente volaron hasta Madrid.

El hotel donde se hospedaron en Gurgaon, India / Raimon Cusiné
La última etapa fue de Madrid a Barcelona, hasta llegar a Vilafranca del Penedés. "Estábamos contentos porqué nos íbamos, pero tristes de dejar a toda esa gente que habíamos conocido y que se quedaban". El superviviente cuenta que tenían la sensación de haberse sacado el caos de encima, pero les debían mucho a toda esa gente que sufrió como ellos, pero se quedan allí para siempre.
"Hay momentos en los que vuelven todos los recuerdos. A mi mujer le cuesta dormir. El Gobierno no nos ha dado ningún tipo de ayuda psicológica"

Haciendo cola para coger el AVE de Madrid a Barcelona / Raimon Cusiné
Ayuda a los damnificados: contacta con Raimon Cusiné
La pareja catalana tiene un restaurante en Vilafranca, el S'LOGIC, que donará durante 15 días 1 euro de cada comida que se sirva y en el mismo local venderán fotografías del viaje a 20 euros. Repartirán potes de recaudación de dinero en diferentes asociaciones, como los Castellers de Vilafranca y locales del municipio como tiendas y gimnasios. "Enviaremos todo este dinero a nuestros amigos, para que reconstruyan su casa y la escuela donde trabajan", explica Raimon.
"Queremos hacerlo de la manera más transparente posible, enviaremos el dinero directamente a la familia y Amigos del Nepal hará un seguimiento de las obras"

Los niños de la escuela Ommani / Raimon Cusiné