Imágenes: Marcello Zavalloni / Marcello Zavalloni / Marcello Zavalloni
¡WiFi gratis! Y se nos iluminan los ojos. Tener acceso a una red abierta ya es algo común en muchos establecimientos. Es el momento de conectarse y hacer lo que nos plazca sin miedo a desolar nuestra red de datos móviles. No obstante, la euforia por chupar WiFi nubla nuestra atención y, en realidad, deberíamos permanecer alerta ante algo que suena hasta obvio: no estamos solos en esa red.
Esto implica que compartimos espacio. Y lo que es peor, que lo hacemos sin barreras. Cualquiera con los conocimientos necesarios y créeme, no es tan complicado puede averiguar cualquier cosa que hagamos dentro de esa red abierta sin que lo sepamos ni lo notemos nunca. Es como encontrarse desnudo y sin secretos en una habitación con un desconocido. La diferencia es que nosotros no sabemos que ese individuo está ahí.

Como en cualquier otra red de conexión, los datos quedan almacenados y quien sepa consultarlos puede ver y llevarse lo que quiera. No estamos usando un WiFi privado y, por tanto, no hay pestillo en la puerta que separa nuestra información personal del exterior. Cualquier persona conectada a la misma red puede leer lo que envíes. Pueden espiar tu información privada y acceder a tus contraseñas. Sí, contraseñas. Tu información de usuario queda almacenada en las famosas 'cookies', que de normal ceden tus datos a la web a la que te estás conectando y pasan a formar parte del Big Data esa incalculable base de datos que circula por internet y que se usa en estrategias de marketing online. En este caso, no sabes a dónde puede ir a parar tu información personal, así que cabe la posibilidad de que alguien tome prestado mucho más que tus cuentas y claves de acceso. Si eres de los que usan la misma contraseña para todo, cuidadín. Esa es la llave maestra para el hacker de turno. Y si uno puede entrar en tu cuenta de Facebook, imagínate lo que podría hacer con tus datos bancarios, por ejemplo.
Los ciberdelincuentes pueden practicar el phishing con nosotros. Se trata del robo de datos por suplantación de identidad. Imagina que quieres consultar una web en concreto usando tu cuenta y contraseña. La persona que quiere robar tus datos te puede redirigir a una página clavadita a esa pero que no es la original y hacerse con ellos para venderlos en el mercado negro. Eso si no te hacen un regalito en forma de malware para que te lleves un recuerdo de la experiencia WiFi gratis.
¿Cómo mantenerse a salvo?
De primeras, no tengas tu dispositivo programado para conectarse a una red abierta por sí solo. Puedes configurarlo para que te notifique la existencia de redes y sé tú quien decide si te quieres conectar o no.

El Instituto Nacional de Ciberseguridad de España recomienda encarecidamente que cuando nos encontremos navegando en una red abierta no accedamos a información bancaria, recursos corporativos, correo electrónico o redes sociales. De hecho, alerta con las redes sociales. Sin necesidad de conocimientos técnicos elevadísimos, pueden quedarse con tu sesión abierta y colgar fotos tuyas provenientes de tu móvil, por ejemplo. Pueden dirigirse a contactos tuyos y hacerse pasar por ti o insertarte un virus para que tu dispositivo publique sin que te des cuenta contenido malintencionado. Seguro que has visto a algunos contactos tuyos compartir enlaces o vídeos en Facebook que huelen a malware a distancia.
Trata de moverte por sitios que comiencen por 'HTTPS', eso permitirá que tu información viaje de forma cifrada y no se pueda interceptar. Esto lo puedes consultar en la barra de dirección de tu navegador en cualquier dispositivo. Entre otras recomendaciones, pregunta siempre al dueño del establecimiento si dicha red abierta pertenece al local en el que te encuentras, ya que muchas veces los cibercriminales crean redes con un nombre muy parecido para que los usuarios caigan en la trampa.
La seguridad en las redes abiertas es nula. Tenlo en cuenta a la hora de conectarte en cualquier lugar sin ningún tipo de miramientos. Toda la intimidad que crees tener en tu dispositivo, ya sea móvil, tablet u ordenador, no tiene una seguridad garantizada. Y lo que es peor, nunca te darás cuenta de que están accediendo a tu privacidad hasta que sea demasiado tarde.