Un Paso Más Contra La Mutilación Genital Que Todavía Sufren Millones De Mujeres

Imagínate que a los siete años tu propia familia accede a mutilarte los genitales, causándote un dolor inimaginable y un sinfín de problemas físicos y psicológicos que durarán toda tu vida. Esta práctica, la ablación, sigue vigente hoy, por tradición

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El Parlamento de la Unión Africana representando a sus 50 estados miembros ha acordado trabajar con las Naciones Unidas para prohibir y erradicar esta tradición tan discriminatoria y peligrosa, así como para eliminar el matrimonio de niñas menores de 16 años.

Actualmente, viven entre 100 y 140 millones de mujeres y niñas en todo el mundo que han sido sometidas a la mutilación genital. Aunque en algunos casos existe legislación en el país contra esta barbaridad como en Gambia o Kenya, se sigue llevando a cabo, en general, antes de que cumplan los 10 años. Incluso en Europa decenas de miles de niñas sufren esta violación de su salud y su integridad, porque sus familias las mandan de vuelta a su país para someterlas a ello. Países como Gambia, Mauritania, Sudan, Egipto y Nigeria están entre los países donde más se practica.

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Una pesadilla sin justificación

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¿Cómo puede aceptar esto una madre?

El arraigo cultural de esta práctica es el principal impedimento para prohibirla. Aunque resulte difícil de creer, muchas familias acceden a destrozar la vagina a sus hijas por ser aceptados socialmente. Estos ritos todavía se asocian con la pureza pre-matrimonial y, en algunos casos, se busca eliminar la libido de la mujer mediante la extirpación del clítoris para evitar "comportamientos ilícitos".

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Sea o no parte de la cultura en algunos países, no solo es un atentado directo contra los derechos humanos sino una muestra más de la sumisión de la mujer y la cosificación de sus genitales en manos de tradiciones misóginas. El Parlamento Pan-africano tiene carácter consultivo y sus decisiones no se pueden imponer. Se requiere la colaboración estatal y sobretodo, de las comunidades locales para evitar que millones de niñas pasen por esto cada año. La presión internacional es importante, pero todavía queda mucho camino por recorrer casa a casa.