La novia de Pablo Ráez sigue pidiendo donaciones de médula ahora que él ya no puede

"Le extraño muchísimo, ha dejado un gran vacío en mi vida", nos cuenta Andrea Rodríguez, quien enamoró y se enamoró perdidamente de Pablo Ráez, el joven de moral y fuerza hercúleas que conquistó el alma de todo el país por su batalla con la leucemia

"Le extraño muchísimo, ha dejado un gran vacío en mi vida", nos cuenta Andrea Rodríguez, quien enamoró y se enamoró perdidamente de Pablo Ráez, el joven de moral y fuerza hercúleas que conquistó el alma de todo el país por su batalla con la leucemia y que falleció hace ya dos meses. Pese a su timidez, Andrea sabe que los ojos de todos están puestos en ella y se ha tomado la responsabilidad de seguir con la labor de Pablo por visibilizar esta enfermedad, especialmente hoy, que hubiese cumplido 21 años.

 

"No creo que nadie pueda conseguir hacer lo que hizo Pablo, pero soy consciente de que creó muchas ilusiones y esperanzas sobre la donación de médula. Así que hay que continuar con ello de algún modo, poco a poco y con el tiempo tiempo veremos cómo", nos asegura por email. Con su campaña #Reto1millón de donantes en sus redes sociales, Pablo se propuso concienciar a todo el que llegase a su perfil de lo necesaria que es la solidaridad para conseguir donantes de médula y de cualquier otra cosa. Y lo consiguió, ya que las donaciones en Málaga en agosto del año pasado aumentaron en más de un 200% respecto al mes anterior. En toda Andalucía, el incremento fue del 80%.

Sin duda, Pablo se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la leucemia y Andrea no piensa abandonar su legado ni su mensaje de amor por la vida. "A los jóvenes les diría que tomen una mañana o una tarde de su vida, y pasen por el centro de transfusión de sangre de su ciudad, se informen y donen, puede que sea uno de los actos más hermosos que hagan en sus vidas", nos dice Andrea. Su intención siempre fue derribar los miedos y desconocimiento alrededor de este proceso. "Para nada es complicado. Es una analítica de sangre y, si se fuera compatible, el proceso es indoloro y nada perjudicial para el donante. El que corre el riesgo siempre es el que la recibe", aclara.

Gracias a esa labor muchísima gente se sumó a las donaciones durante el año pasado. Sus #Siemprefuerte y su ya mítico “la muerte forma parte de la vida, por lo que no hay que temerla, sino amarla” nos quedarán para siempre como lemas de la superación de algo tan duro y cruel como la leucemia. "A los que tienen la suerte de no conocer un hospital o de no tener a alguien cercano enfermo, les diría que intenten ayudar a los demás. Que valoren su salud y la vida", dice Andrea. Ese era el secreto que compartían entre ellos y con el mundo entero, el de su sonrisa eterna, "no concibo una vida de felicidad sin ayudar a que otros estén mejor".

Ahora ella ha convertido, tal como lo hacía cuando Pablo estaba a su lado, sus perfiles en las redes en ventanas a la esperanza y una inyección de energía para todas aquellas personas que estén pasando por algo así y para seguir promoviendo las donaciones. Además va a abrir un blog motivacional y se ha ofrecido a contestar personalmente todos los correos electrónicos que cualquiera quiera hacerle llegar, una experiencia enriquecedora para todos los implicados. "Está siendo algo muy bonito, no paro de recibir mensajes de apoyo, cariño e historias similares a la mía y de Pablo. Esto me lleva ocurriendo desde hace tiempo, pero ahora me he tomado tiempo para escuchar y ayudar de algún modo", nos cuenta Andrea. Con ellos, resuelve dudas respecto al proceso de donación, miedos y sigue dando apoyo a personas que pasan por una situación parecida. "Es un camino largo y duro, pero se puede y debe sonreír en él". 

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"Lo único que me puede llenar ahora es seguir haciendo las cosas que hacíamos juntos, porque así siento que sigue junto a mí de otro modo", cuenta Andrea. Y así, manteniendo vivo su mensaje de amor por la vida, de superación y su lucha contra la leucemia Pablo siempre seguirá ahí, a su lado.