Si hay un personaje que se lleva la palma de "el más oscuro" en la historia del narcotráfico mexicano ese es, sin duda, Adolfo de Jesús Constanzo más conocido como “el Brujo”. Aunque este joven y atractivo narcotraficante había nacido en Estados Unidos, sus padres eran cubanos y había heredado la práctica del Palo Mayombe yAdolfo de Jesús Constanzo . Estas prácticas de origen africano mezclan la adivinación, con la magia y la invocación de espíritus, fuerzas de la naturaleza y, por supuesto, la realización de ritos que incluyen el sacrificio de animales. Precisamente fue su madre la que pese a bautizarlo como católico llegó a ser monaguillo en su niñez lo inició en ambos cultos llegando él mismo a alcanzar cierta jerarquía para, posteriormente y una vez en su adolescencia, dar el salto al satanismo.
Constanzo se convirtió en “el Brujo” cuando llegó a México a finales de los 80 para trabajar como modelo con tan solo 21 años. Según algunos documentales y libros sobre su vida, el joven era realmente atractivo y su personalidad magnética atraía tanto a hombres como a mujeres. De hecho, se sabe que era un bisexual declarado y que según el libro Vampiros, caníbales y payasos asesinos mantenía numerosas relaciones sexuales con “docenas de hombres y mujeres mayores”. Fue gracias a su promiscuidad y carisma que logró crear una red de adeptos en torno a él y sus rituales satánicos que poco a poco atrajo a personajes más importantes de la sociedad mexicana como músicos, políticos y narcos.
"Decía obtener las bendiciones de los esfuerzos del vudú, que le permitían continuar con sus actividades de contrabando", llegó a decir Jim Mattox, ex procurador general de Texas, a fines de los 80. En efecto, sus clientes VIP acudían a él para que les realizara limpiezas espirituales, les ayudara a tomar decisiones o, directamente, a obtener los favores del demonio. Los ritos de magia negra que Constanzo realizaba para sus influyentes amistades incluían el asesinato de animales y personas e, incluso, la práctica ritual del canibalismo. El narcobrujo ganó millones de dólares con sus ritos y los trapicheos con droga que su extensa red de contactos le facilitaba, su especialidad era la de sacrificar inocentes para bendecir los envíos de droga de los grandes cárteles. Para facilitar su labor y no llamar la atención compró una gran hacienda en el estado de Tamaulipas bautizada como Santa Helena. Allí llevaba a las personas que secuestraba para sus rituales.
Sin embargo, su rincón privilegiado del mundo donde podía dedicarse a sus actividades junto a sus seguidores sin ser molestado no duró mucho tiempo. El 11 de abril de 1989 la policía se presentó en su rancho investigando la desaparición de un joven estadounidense llamado Mark Kilroy. A pesar de ser capaz de escapar gracias a que comenzó a lanzar miles de dólares por las ventanas para distraer a los policías, su tapadera cayó por completo cuando los agentes encontraron los cadáveres de 17 personas siendo algunas de ellas mutiladas para sus ritos de canibalismo. "Era horrible. Honestamente, era como un matadero humano", afirmó Alex Pérez, ex alguacil del condado. Acorralado por la policía, Constanzo huyó a México DF donde se escondió en un piso junto a sus seguidores más fieles.
Cuando la policía finalmente descubrió su escondite "el Brujo" pidió a uno de sus discípulos que le pegase un tiro para no tener que responder por sus crímenes en prisión. Al llegar al apartamento el narco ya había fallecido y sus discípulos se entregaron sin oponer resistencia. En la actualidad tres de ellos, incluyendo su novia y cómplice en los delitos Sara Aldrete, continúan encerrados en prisión con penas que oscilan entre los 40 y los 70 años. Su historia fue tan terrible que quedó grabada en la memoria de los mexicanos que, precisamente ahora, se disponen a realizar una serie sobre su vida en HBO MAX protagonizada por el actor Diego Boneta y que promete ser tan polémica como interesante.
