Una silueta imposible, casi similar a la de Jessica Rabbit. Los vídeos y fotos de Kylie Jenner con un vestido blanco de Schiaparelli durante la semana de la moda en París dejaron sin palabras al público. Una vez más un miembro del clan Kardashian dejaba a todo el mundo deslumbrado con sus curvas.
Pasar por el cirujano es una práctica que todas las Kardashian han seguido en algún momento de su vida. Incluso cuando han intentado negarlo, como le paso a la misma Kylie cuando intentó hacer creer a todo el mundo que sus voluminosos labios eran fruto de los pintalabios de su marca y más tarde acabó reconociendo que se había pinchado. Pero el cuerpo que de Kylie en esas imágenes ni siquiera es fruto de una estricta dieta, gimnasio y cirugía estética. Va mucho más allá.
Tal como hicieron notar algunos usuarios en Twitter, las curvas que luce Kylie solo se pueden conseguir con corsés y padding. El padding es el tipo de relleno que usan las drag queens. Se trata de una especie de fajas moldeadoras que están acolchadas para dar más volumen a la parte de la cadera y los glúteos.
La periodista Elena Rue Morgue en su perfil de Twitter, que expone cómo el relleno que Kylie lleva en las caderas se puede notar por la manera en que camina. Asimismo, la postura que adopta cuando se sienta también denota el uso de un corsé muy ajustado. Incluso la misma periodista enseñaba cómo ella misma podía llegar a conseguir el mismo cuerpo de reloj de arena.
La cuestión aquí es que muy pocas personas son capaces de darse cuenta de que debajo del vestido hay todos estos elementos para conseguir crear este tipo de cuerpo. Que, una vez más, no se trata de un cuerpo natural. Incluso no se trata de un cuerpo que se pueda conseguir con muchas horas de gimnasio, dieta y algún retoque estético.
En las redes ya se hace especialmente difícil poder discernir qué cuerpos (y caras) son reales y cuáles están retocados por filtros. Por no hablar que en muchos casos tanto influencers como celebrities enseñan cuerpos que han pasado por las manos de un cirujano, creando una falsa sensación de que se trata de cuerpos reales. En estos últimos años la dismorfia corporal y facial ha aumentado, gracias a esto, a la imposibilidad de saber si la imagen que se tiene delante es natural o no. Incluso hay determinados tipos de cuerpo que requieren tal trabajo en el gimnasio que solo están al alcance de culturistas.