México Arde De Indignación Por Los 43 Estudiantes Desaparecidos

Como una onda expansiva se extiende por todo México las protestas por la desaparición de los 43 estudiantes y la muerte de 6 personas en la ciudad de Iguala.

"Vivos se los llevaron, vivos los queremos". Con este grito desesperado, que se extiende por todo México, las familias y amigos de los 43 estudiantes secuestrados por la policía el 26 de septiembre en el estado de Guerrero claman por una justicia que no llega. Mientras, su búsqueda ha destapado un horror que se intuía, que siempre ha estado presente y que parece que los mexicanos ya están hartos de aguantar. ¿Será esta terrible tragedia la gota que colmó el vaso?

No es la primera vez que los vecinos de Iguala, ciudad histórica que se encuentra en el estado de Guerrero y a 200 km de Acapulco, uno de los puntos más turísticos del país, viven de cerca el horror y la injusticia. Desde hace más de 50 años se vienen sucediendo crímenes de todo tipo en una ciudad tomada por los cárteles de droga y por unas autoridades civiles que no han hecho nada para impedirlo.

La última injusticia en Iguala sucedió el viernes 26 de septiembre. Esa noche, según dicen los testigos, la policía local de Iguala, junto a presuntos sicarios del grupo criminal Guerreros Unidos, atacó a un grupo de estudiantes de magisterio de 18 a 23 años, que habían acudido a la ciudad a recaudar fondos para sus actividades. Cuando los estudiantes llegaron a Iguala de la Independencia, la policía municipal, presuntamente siguiendo órdenes del alcalde, ya estaba esperándoles. Al ver el panorama, los estudiantes intenatron regresar a su escuela en Ayotzinapa, pero la policía, con el apoyo de los sicarios de Guerreros Unidos, les persiguió.

Durante la persecución mataron a tiros a dos estudiantes, a otro lo desollaron vivo, y tres personas más, entre ellos un chico de 15 años, murieron a balazos solamente porque tuvieron la mala suerte de pasar por allí. Al resto de estudiantes se los llevaron secuestrados. Mientras el alcalde de la ciudad disfrutaba junto a su esposa, con conocidos vínculos con el narcotráfico, de una bonita velada con rancheras incluidas.

La búsqueda de los estudiantes ha destapado la caja de Pandora: el horror y la absoluta impunidad que se aloja en Iguala desde hace décadas y las seis fosas que se han encontrado una detrás de otra con más de una docena de cadáveres carbonizados en los cerros que rodean la ciudad no han hecho más que confirmar lo que todo el mundo sabía.

Sin embargo, el caso de los estudiantes de Ayotzinapa podría marcar un punto de inflexión en la historia moderna de México. Su brutalidad muestra la situación extrema en la que viven muchos mexicanos y la dejadez de un Estado que ha permitido las condiciones para que estos hechos hayan ocurrido con total impunidad. Podría ser que la onda expansiva de indignación que está generando la desaparición de estos 43 estudiantes y la muerte de 6 personas sea la gota que colme el vaso de la paciencia de los mexicanos que claman por una justicia desde hace ya demasiado tiempo desaparecida.