Todos tenemos un amor que nos complica la vida, o al menos eso dice la canción. ¿A quién no le ha pasado? Esa estrella fugaz que aparece y desaparece; esa amistad que te tortura porque siempre necesitas más; que a veces está presente y otras simplemente no muestra ninguna señal, para después volver a nosotros con toda naturalidad.
No sabemos si sonreír, pelear o disfrutar; quizás puede que nos salga un reproche, y gritarle, ¿dónde rayos estabas? Consigue convertirnos en un ser bipolar; tal vez sea por cuánto la extrañamos durante todo ese tiempo en el que se alejó, y es que nos encanta tenerla cerca, porque a su lado todo nos sale natural. Es una especie de paraíso, nos gusta lo que somos y nos encanta lo que es; simplemente se trata de cómo nos sentimos y de que con esa persona podemos ser lo que somos y opinar sin temor, hablar de tantas cosas que el tiempo se hace insuficiente aunque sumemos el de los dos.
¿Tenemos pareja? Para estos fantasmas emocionales eso no importa, porque saludar de la manera más informal les sale con frescura, como si no pasase nada; puede escribir a la hora que quiera, y si nos preguntan quién es, sale fácil esa mentira de "una amiga más". Pero, ¿y si estamos solos? Comenzamos a imaginar cómo sería si compartimos todos los días, ¿será que podríamos ser novios, o es mejor que sea simplemente una “amiga”?
“Arriésgate a ver qué pasa”, sugerirán algunos, esas personas que desde afuera lo ven y creen saber lo que está ocurriendo, pero eso no es verdad. La realidad de todo este enredo es que ambos solo servimos para esto; querernos por ratitos, prenderle fuego a la amistad; vas y vienes cuando quieres porque lo tuyo y lo mío se define así, es puro turismo emocional.
Nos alegra el día y nos quiebra cuando se va, pero siempre tenemos en cuenta que no es una despedida, porque en cualquier momento aparecerá. ¿A quién explicarle lo que sentimos? Es un sentimiento siempre latente dentro de tanta inestabilidad; pero no tiene nombre ni apellido y aunque te digan “lo entiendo” no tiene sentido tratarlo de explicar.
Siempre nos deja un recuerdo y todo el tiempo tiene algo que nos quiere enseñar; es un viaje a ese lugar que solemos disfrutar y nunca olvidar. Es la emoción de lo nuevo y la atracción por lo inusual; sabemos que ambos queremos y aun así no hay ninguna seguridad. Todos sabemos que cuando estamos en esa cuerda floja sentimental, por más que a veces nos desesperemos, queremos seguir y llegar al final. Un final que en realidad es comienzo, donde todo se va a materializar; nos vemos, disfrutamos el viaje y hasta una próxima oportunidad.
Crédito de la foto: omnia_mutantur