Ves un abismo muy oscuro. Te estás asomando y estás a punto de caer, tu cuerpo se alarga y el vértigo se te instala en mitad del estómago. Un cosquilleo por la nuca y caes. Caes sin parar. Gritas pero no se oye nada. Las paredes pasan rapidísimo a ambos lados de tu rostro. La caída no para y de repente abres los ojos. Estás en tu cama, agitadx, nerviosx y con el corazón a tope. Por suerte ha sido una pesadilla pero son las tres y media de la madrugada y otra vez se te ha cortado el descanso.
Según explica la Sociedad Española del Sueño SEN “solo un 30% de la sociedad española admite descansar entre siete y nueve horas diarias”, lo cual deja claro que la calidad del sueño no es para nada buena. Las pesadillas juegan un papel importante en el hecho de dormir poco. Es por ello que existen algunos estudios que explican cómo transformar las pesadillas en sueños lúcidos y, además, tomar el control de lo que sucede en ellos. Parace contradictorio, pero se puede. Como explica la Sociedad Española del Sueño SEN, “la mayor parte de las pesadillas suceden en la fase REM. En esta fase hacemos cosas que nunca haríamos o vemos cosas que nunca veríamos”. Ahora bien, esto no es lo más impactante, lo que realmente llama la atención de los expertos es que “según los escáneres, la actividad cerebral de la fase REM es bastante similar que la que sucede cuando las personas están despiertas”.
Cuando el cuerpo ingresa en la fase REM podría parecer, según la actividad cerebral, que está a punto de despertarse: el ritmo cardíaco aumenta, junto con la presión arterial y la respiración. Lo que pasa, a diferencia de cuando estamos despiertos es que la actividad muscular disminuye. Si esto no sucediera empezaríamos a representar lo que estamos soñando. En parte, es esto lo que les ocurre a las personas que tienen sonambulismo. Cuando estamos en mitad de una pesadilla, esas funciones del cuerpo que se activan aumentan y pueden alcanzar tal punto que pueden llevarnos a despertarnos y a interrumpir nuestro descanso. Así pues, ¿cómo controlarlas?
“No hay todavía ensayos profundos sobre esto”, explican desde Live Science y añaden: “es más, todo lo que existe hasta ahora está pensado para ayudar a personas que sufren pesadillas persistentes. Para estas personas se ha investigado sobre una terapia que, mediante mucha práctica, les permitiría a quienes sufren estos sueños de mal gusto ‘transformar’ las pesadillas en sueños lúcidos y, por tanto, controlar lo que sucede en ellos”. La investigación sobre esta terapia se publicó el pasado 2019 en la revista Frontiers In Psychology.
Si alguien quiere experimentar dicha terapia debe hacer lo siguiente. El primer paso es configurar una alarma 30 minutos antes de la hora a la que normalmente te despiertas. Cuando escuches la alarma intenta no levantarte, debes concentrarte en tener un sueño lúcido mientras te vuelves a dormir. La alarma del despertador debe servir como indicador para controlar lo que estamos soñando. Es muy complicado conseguirlo al principio pero mediante la práctica puedes llegar a alcanzarlo.
Una vez que esto se trabaja con constancia lo que debe servir como indicador son las pesadillas. Para ello, para que el cerebro se dé cuenta de que es una pesadilla y entonces decida pasar a sueño lúcido sirve que, cada día, al despertarte compartas con alguien o escribas lo que has soñado. Esto haría que la actividad cerebral vaya detectando qué imágenes son las más repetitivas.
“Una barrera obvia para los sueños lúcidos es que los sueños lúcidos no son comunes. Si bien la mayoría de las personas han tenido un sueño lúcido en algún momento, la persona promedio tendrá menos de 10 en su vida”, explican en Live Science. Justamente por ello si eres de esas personas que tienen pesadillas recurrentes lo ideal es buscar ayuda con una persona profesional en este campo.