Tener una pesadilla de vez en cuando es completamente normal. Al fin y al cabo, los relatos de los sueños se construyen a partir de tus recuerdos, tus pensamientos y tus emociones, todo en un maremagnum extraño y en ocasiones muy loco. Pero hay personas que viven con una pesadilla atascada en sus cabezas. Y no es que cada noche, al dormirte, te adentres repetidamente en esa macabra historia, pero sí que la experimentas de tanto en cuando desde hace muchísimo tiempo. Y es jodido. Porque tienes incluso miedo de quedarte dormidx y volver a pasar por ello. Por suerte, hay una estrategia para deshacerte de esta maldición.
Qué puedes hacer
Lori S. Katz, psicóloga clínica experta en el tratamiento de traumas, dice en una publicación para Psychology Today que lo primero es descartar malos hábitos de sueño. Entre ellos, "ver películas de terror antes de irte a dormir, beber demasiado alcohol o beber demasiada cafeína". Además, es importante que descartes también trastornos específicos como la apnea del sueño. ¿Todo bien? ¿No hay motivo aparente para que esa pesadilla regrese cada varios meses a tu mente? Es hora de tomar las riendas y adoptar un papel más activo: deberías escribir acerca de esa pesadilla. Con todo lujo de detalles. Tal como lo recuerdas.
Pero no se trata de escribirlo sin más. La idea de esta actividad es localizar el tema central de la pesadilla, lo cual no resulta nada fácil. Después de todo, los sueños no parecen tener ningún sentido a veces o parecen ir acerca de algo cuando realmente lo hacen acerca de otro algo. Un verdadero lío. Pero si es tan recurrente, no tendrás problemas en conseguirlo tarde o temprano. Es cuestión de tiempo y dedicación. Una vez lo tengas, y según la propia Katz, deberás reescribir el sueño. En concreto dice, "cambia las imágenes aterradoras o amenazantes por algo escandaloso, ridículo y no amenazante". Invoca el humor.
Una transformación de lo que sueñas
Piénsalo. Imagina que tu pesadilla recurrente gira en torno a un megalodón persiguiéndote en el océano. Va detrás de ti, notas la sombra pasar a tu lado y contemplas el ojo de la inmensa criatura junto a tu cara. Eso es acojonante. Pero si cambias el megalodón por un kebab de falafel, la película toma otro tono. También puedes cambiar tu papel ahí. En lugar de un ser minúsculo indefenso que huye, puedes reescribir el relato poniéndote con la fuerza de Hulk, decidido y sin miedo. Incluso siendo tú quien persigue al megalodón. Se trata, en última instancia, de "convertir las imágenes aterradoras en otra cosa y alejar la pesadilla".
Aunque el trabajo no termina aquí. Has identificado el tema central de tu pesadilla. Puede que incluso sepas qué emoción subyace bajo su narración. Y la has transformado en algo bastante más agradable. Pero ahora necesitas que tu cerebro sustituya un relato por otro. "Practica las nuevas imágenes. Practícalas mientras estés despiertx. No te preocupes si la pesadilla sigue apareciendo por la noche: sigue practicando hasta que te resulte fácil" y la pesadilla comience a debilitarse. Podría llevarte semanas. ¿Pero qué es eso comparado con el placer de poder descansar sin temor a los megalodones y demás desgracias oníricas?