Señales de que te has vuelto una persona amargada

La rendición es una de ellas y al mismo tiempo la responsable de que no puedas abandonarla

La amargura es un virus de desarrollo lento. Una mezcla muy compleja de tristeza, rabia y otras emociones negativas que se enquista en algún rincón de tu cerebro para posteriormente comenzar a crecer poquito a poco hasta invadirlo todo. Tu estado de ánimo. Tus pensamientos. Tus relaciones. Te enfadas con todo el mundo y no te das cuenta. Te enfadas por gilipolleces y no te das cuenta. Tu primer instinto ante el resto es cortarles el rollo o encontrar la manera de enfrentarte y no te das cuenta. Porque como dice el psicólogo clínico Seth Meyers, "a menudo puede ser difícil identificarlo" debido a su naturaleza enrevesada

Sus principales síntomas

Pero evidentemente la amargura presenta síntomas que puedes identificar si prestas atención. Uno de ellos, probablemente el más habitual, es que tú mismx seas consciente de que últimamente estás molestándote muchísimo por comportamientos de los demás o circunstancias de la vida que no deberían molestarte tanto. En concreto, Meyers te anima a pensar si en las últimas semanas has tenido un conflicto verbal con alguien en tu vida personal o profesional, si has tenido una reacción emocional negativa hacia un extraño, si le has gritado a alguien en respuesta a una pregunta o si mandaste un Whatsapp mosqueadx.

Uno menos fácil de identificar, pero también muy revelador, es que sientas que las personas que quieres no te quieren lo suficiente o no te cuidan cuando corresponde. En palabras de este especialista, "las personas amargadas han perdido la fe y la confianza en otras personas cercanas a ellos, diciéndose a sí mismas que las relaciones no valen la pena porque, en última instancia, nadie se preocupa lo suficiente por ellos". Y ojo, debes hacer un esfuerzo por analizar si verdaderamente esto es así. Puede que la amargura distorsione tu enfoque, pero también puede ser una verdad que esté provocando tu amargura.

No debes rendirte

Por último, está ese sentimiento de que nunca serás verdaderamente feliz. Quizás el síntoma de amargura más difícil de localizar, puesto que requiere una inmersión honesta en las profundidades de tus emociones y pensamientos más oscuros. Quizás también el síntoma más claro de ella. Esa autocompasión tan intensa. Ese victimismo involuntario en el que crees que la vida te ha dado unos malos genes que te privarán para siempre de la alegría de vivir. O que te ha expuesto a experiencias determinantes. O que te ha rodeado de condiciones que te condenan. Ese bajar los brazos. La rendición absoluta.

Pero es en este último punto donde tienes que poner el foco para salir de la amargura. "Volverse amargado es la consecuencia probable de sentirse invalidado y no apreciado en demasiadas situaciones y relaciones, pero el problema aumenta cuando la persona herida y amargada se da por vencida". Sí, quizá tu pareja o tus amigxs no te valoren. Pero eso no significa que debas rendirte y entregarte a la soledad que tanto mal te hace. Habla con esas personas. Trabájalo. Y si no funciona, intenta conectar con otras personas menos tóxicas. Mientras tanto, recuerda que la terapia puede ayudarte muchísimo. Cuídate tú.