A veces parece que la clave para "avanzar" en tu vida es responder a la siguiente pregunta: ¿qué es lo que quiero? De la misma manera, da la sensación de que tengas que contestar señalando una cosa u otra con claridad y decir "quiero eso". Pues bien, debe haber muy pocas personas en este mundo que tengan la maravillosa capacidad de decir algo así con contundencia.
Si te fijas, cuando eres pequeño es más fácil decirlo, todo son decisiones muy sencillas de tomar, y lo cierto es que ninguna de ellas te compromete demasiado, o no debería. ¿Quieres jugar al fútbol o al balonmano?, ¿las galletas con Nutella o Nocilla?, ¿Cola Cao o Nesquik?; fácil. Luego, en la época de tu vida en la que menos manda la razón y el cerebro, la cosa se complica y te piden que tomes decisiones que parecen fáciles pero que, sin embargo, tienen trampa y se pueden complicar; decisiones del tipo: ¿ciencias o letras?
¿Alguien más en este mundo que tenga la sensación de que no sabe lo que quiere?
Quizás el problema está justo en el foco de la pregunta y en esa maldita obsesión de la gente de tu alrededor por tener las cosas siempre tan claras. No obstante, de alguna extraña manera, cumples años y pasas de saber perfectamente lo que quieres fútbol, Cola Cao y siempre, siempre Nocilla a saber perfectamente lo que no quieres. En mi opinión, y esto ya es una teoría propia, es mucho más sencillo avanzar sabiendo lo que no quieres que lo que sí quieres. ¿Por qué? Pues porque las decisiones realmente importantes en la vida se toman desde la emoción y muy pocas veces desde la razón, y cuando hay algo que no quieres, lo sientes rápidamente, hay muchas menos dudas.
No quiero tener a una persona a mi lado que no me haga brillar, no quiero estar con alguien que tenga dudas, no quiero tener un trabajo con un reloj a lado, no quiero dejar de atreverme a iniciarme en nuevas aventuras; no quiero dejar de sentir el calor del sol al caminar, aunque llueva. No quiero dejar de vivir con intensidad.
Vas creciendo, vas caminando...y poco a poco la vida te va mostrando qué cosas son para ti y qué cosas no. Y quizás, lo que hoy quieras no es lo mismo que lo querías ayer, o lo que ayer no querías hoy sí lo quieres. Anótalo en un papel y ves sumando noes que te llevarán directo a posibles síes, porque avanzar, lo que se dice avanzar, lo vas hacer igualmente, ya que por suerte, la vida no para.