Querido 2018, voy a vivirte hasta desgastarte

El 2017 me ha dejado un sabor agridulce. Ahora dime, 2018, si crees que serás capaz sorprenderme.

¿Qué tal si abrimos un par de latas y planeamos juntos cómo prendernos fuego durante los próximos 365 días? A primera vista, pareces largo con tus 12 meses y tus 4 estaciones, pero luego te esfumas más rápido que un simple chasquido de dedos. Te tengo ganas, me apetece catarte y comprobar si sabes tan bien como dicen. El 2017 me dejó un sabor agridulce y yo a él algunas cosas pendientes; menos mal que a ti te toca ser el bueno y vas a currarte un año inolvidable.

Seré breve: quiero que me hagas muy feliz. Y esto es innegociable; no voy a ser flexible y, además, te exigiré felicidad absoluta. No te asustes, no soy de gustos raros ni de caprichos extravagantes. Hablo de ser feliz nivel 'No me lo puedo creer, ¿esto me está pasando a mí?'. Te digo esto porque puede que planteando el escenario en el que me quiero mover seas capaz de ponerme en el camino a personas que me aporten y alejar de mí a las que me hagan perder tiempo y energía. Quiero planes emocionantes e imprevistos y sorpresas que me hagan tener ganas de todo. Quiero que mi trabajo me apasione, que me ponga, que sea un reto constante y que no me transforme en un ser conformista.

$!20171-mileniales-codigo-nuevo

Para tu información, llevo unos años trazando círculos concéntricos alrededor de un punto sin concretar y esbozando sonrisas a pesar de tener roto mi 'yo' interior. Y quiero una tregua. A cambio, prometo elegir siempre el camino más comprometido; prometo luchar en vez de arrinconarme a observar, porque he tomado la determinación de vivir sin temer al fracaso ni a la duda. Quiero vivir y vivirte de verdad. Así que deja de ponerme obstáculos y barreras para que no consiga que mis sueños se hagan realidad.

He decidido sufrir únicamente cuando la inversión de tiempo compense el resultado, es decir, nunca. Voy a sentir lo que me dé la gana, sin medida, sin frenos, a lo loco. Y si algo no funciona, me aguantaré, consciente de que no todo está en mi mano, y me pondré un Martini con aceituna. Aunque espero que esto suceda pocas veces. Yo me preocuparé de cómo y con quién invierto mi tiempo, y tú me ayudarás con la selección de emociones y la intensidad. Serás el equilibrio entre mis ganas y la realidad. Tienes la misión de enseñarme y, al mismo tiempo, eres la mejor excusa para ser yo, para proponerme cualquier reto sin temores.

$!20172-mileniales-codigo-nuevo

Por último, te pido que me ahorres los trances melancólicos y que, al mismo tiempo, me dejes tener un mal día de vez en cuando. Los días grises también me enseñan a vivir y pienso permitirme el lujo de tenerlos de vez en cuando.

Hazme una señal si te atreves conmigo, por si quieres que nos lancemos juntos. Confío en que seas capaz de sobrevivir a mi insaciable apetito de vivir. Te espero a partir ahora, todos los días y a todas horas.

Y ahora, dime: ¿crees que serás capaz sorprenderme?