Qué son los ‘triggers’ y por qué nos conectan tan rápido con nuestro pasado

Hay momentos que nos hacen volver a sensaciones vinculadas a traumas

Si de pequeño viviste, por ejemplo, una situación de abuso, es posible que cuando estés ante otra situación de abuso tu cuerpo reaccione con un ataque de ansiedad o, al menos, mandándote unas señales de alerta.

Los nudos que todos arrastramos y que generan reacciones dominadas por la ira, el miedo, la angustia o la vergüenza son lo que conocemos como triggers o disparadores emocionales: según La Mente es Maravillosa, “dimensiones que despiertan una reacción psicofisiológica difícil de regular”.

Estas reacciones son más frecuentes si lo que sufrimos es un trastorno de estrés postraumático. Imagina alguien que ha sufrido un secuestro en un lugar subterráneo. Y después le toca bajar al metro. O, como vemos en la serie ‘Todas las veces que nos enamoramos’, alguien que estuvo en el 11M después puede tener serios problemas para entrar en un tren.

El cerebro guarda estas huellas. Por eso, cuando una situación nos evoca a otra dolorosa anterior, volvemos a ese instante doloroso o traumático.

¿Cómo se manifiestan estos triggers? No siempre están asociados a los traumas, a veces una vivencia no muy bien gestionada los dispara. Y lo hace con mayor impulsividad, mezcla de vergüenza e ira, sentimientos de inseguridad y amenaza, miedo y necesidad de huir o elevado estrés y ansiedad. La capacidad de concentrarse disminuye y podemos sufrir miedo y una angustia elevada. Y eso puede afectar a las relaciones sociales, ya que puedes estar más irritable.

Síntomas más frecuentes

Mareos, náuseas, temblores, sudoración, taquicardia, dolor en el pecho y vacío en el estómago son algunos de los efectos fisiológicos que puede generar enfrentarte a estos triggers. Los hay de varios tipos: los de trauma, los disparadores de la ira y los disparadores de la ansiedad, según el tipo de vivencia y la forma cómo se ha procesado.

Para tratarlos, explica La Mente es Maravillosa, es importante saber dónde está la herida e intentar comprender y abordar el dolor.

Las terapias EMDR, o de desensibilización y reprocesamiento por movimientos, así como la terapia cognitiva conductual, son las más eficaces, según el mismo digital. Teniendo en cuenta que los disparadores emocionales pueden afectarte en el día a día o limitar tu desarrollo, es importante que si detectas una situación o varias que te superen, que generen en ti reacciones excesivas, lo trabajes en terapia para poder superarlo.