Aparte de estar dos horas para decidir en que restaurante comeréis, después viene ese momento en que buscas la carta por internet para ya ir pensando que vas a comer. Aunque estés a lunes y hayas quedado para cenar el viernes, si puedes, miras la carta. Si no, es muy posible que cuando llegue la hora de pedir tengas que decirle al camarero que se espere un rato porque aún no lo tienes claro. A pesar de que ya lleves 10 minutos mirando la carta. Si no eres este tipo de persona, es muy probable que haya por lo menos un amigo en el grupo que sí es así.
Esta indecisión e incapacidad por decir puede generarnos una pequeña ansiedad o estrés en nosotros. Lo curioso es que esta ansiedad por el menú es algo que pasa sobre todo dentro la Generación Z. Así lo mostró la cadena de restaurantes estadounidense Prezzo en un estudio donde el 67% de los encuestados confirmaba experimentar malestar al mirar la carta y el grupo que más decía tener este sentimiento era la Generación Z, representado el 86%.
La “ansiedad por menú” (término que acuñó Prezzo ) no deja de ser una derivación del concepto de “parálisis por análisis”, donde la abundancia de opciones puede llevar a la ansiedad y dificultad para tomar decisiones. Aunque también es cierto que esta ansiedad no solo tiene que ver con la saturación de opciones de consumo dentro del marco de una sociedad capitalista que busca movilizar nuestras tarjetas a toda costa, sino también con el reverso de este consumismo: una precariedad crónica y un futuro incierto.
Tener un presupuesto muy limitado por ocio puede que sea lo que también haga que te mires la carta antes de ir a cenar un sitio, ya sea para decir que no o mirar qué platos son más baratos y si puedes permitírtelo. Esta micro ansiedad, por así decirlo, no deja de ser un reflejo de la ansiedad generalizada por la incertidumbre sobre el futuro vital. El precio de la vivienda sube, pero los salarios no y ya hace tiempo que tener un título universitario o un máster dejo de ser una garantía de poder acceder a puestos bien remunerados.
La presión social también desempeña un papel crucial en la parálisis de la elección entre los jóvenes. Las expectativas sociales y las comparaciones constantes a través de las redes sociales pueden aumentar la ansiedad al enfrentarse a decisiones importantes o incluso puede provocar un cierto sentimiento de “culpa” por no tomarlas. Por otro lado, las preferencias alimentarias específicas, dietas y restricciones crecientes entre los jóvenes contribuyen a la ansiedad al temer no encontrar opciones adecuadas. Los Z son los que más tienden a adoptar dietas vegetarianas o veganas, además de que son una generación muy concienciada sobre la importancia de comer sano.
Lidiar con la ansiedad por menú es fácil y consiste en lo que decíamos al inicio del artículo, basta con buscar la carta por internet. Ahora lidiar con la ansiedad por menú a nivel vital: no saber si estamos tomando la decisión correcta cuando parece que cada paso que demos determinará si caemos en la espiral de precariedad o no, eso ya es más complicado.