Publicar en Instagram me da cringe: ¿por qué?

Cada vez nos cuesta más compartir nuestra vida en Instagram

Por ahí en la época prehistórica, existía algo llamado Fotolog, donde la gente colgaba fotos como en un blog y las acompañaba de textos. Después llegó la implosión de las redes sociales como Facebook y todxs empezaron a publicar álbumes de fotos con 200 imágenes. Y esto se ha ido reduciendo a un espacio de 10 fotos en un carrusel para explicar tu vida en Instagram. Pero más que un problema, parece que a la gente ya le va bien. Cada vez menos personas publican fotos en su feed de Instagram. No hay datos, pero lo hemos visto. Revisas de un vistazo el perfil de tus amigxs y las últimas publicaciones son de hace meses, incluso años. ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué publicar da cringe?

Una teoría es que a la aplicación ya no le interesamos tanto y sigue priorizando a lxs creadores de contenido y a “influencers”. Eso nos desincentiva de publicar porque para empezar en nuestro feed casi todo lo que vemos es de personas famosas, “influs” y eso, pero no hay incentivos para que publiquemos más y nos retroalimentemos mutuamente. Es como que da pereza tan solo desplazarse hacia abajo para ver fotos de gente que conoces.

Además, esos mismos cambios de algoritmo hacen que tampoco consigas la retroalimentación o visibilidad que antes hacía que publicar en Instagram diese menos cringe. Porque, al menos, antes, tenías un “me gusta” asegurado de tus mejores amigxs, de tu padre, de tu madre, pero es que ahora ni estos parecen darse cuenta de que publicaste algo.

¡Qué pereza!

Suma a esto lo difícil que parece llegar a los cánones que dicta Instagram para ser cool. Si publicas fotos de ti, sentado delante de la playa y con una sonrisita mona, eres un básicx. E intenta tú ir de guay y publicar un carrusel loquito y estrambólico como hace la gente moderna. El riesgo de hacer el ridículo colgando una foto de una manzana en zoom pues es que es bastante alto. Así que para pensárselo tanto, pues mejor no hacerlo, ¿no?

Que decir ya de los carruseles. Algunos incluso han dicho que han muerto. Se popularizaron en 2021. Obviamente empezaron a pegar fuerte de mano de las Kardashians, migraron a otros famosillos y entonces todo el mundo enloqueció y empezó a hacerlos.

Al menos las historias de Instagram te ofrecen una vida útil que, en el peor de los casos, si haces el ridículo y tienes miedo a que la gente te critique y piense ¿qué está haciendo esta persona?, pues durará tan solo un día y nadie podrá recordarlo. Y depende de lo que publiques, el cringe va a ser el doble. Si eres un pesadx que no para de colgar cosas sobre sus viajes, fotos del plato de cada comida fancy, o te pasas del postureo, la gente no te va a aguantar. Van a estar allí, en masa, mirándote desde donde estén, pensando, vaya pringadx. Pero igual no podrán dejar de mirar... De eso va la cosa. Dicho esto, reivindiquemos que al final se trata de publicar lo que te dé la gana, y que si das cringe, ¿qué más da? La gente que te quiere lo va a seguir haciendo.