¿Por qué te genera cierto vértigo cumplir 25 años?

Se trata de un momento muy importante para algunxs, aunque la realidad es que a los 25 empiezan a asomarse algunos fantasmas

Hace nada estabas empezando en la universidad, con la sensación de que todo estaba por hacer y de repente te das cuenta de que ya tienes 25. O que estás a punto de cumplirlos. El problema no es el hecho de cumplir un cuarto de siglo, el problema es el vértigo que te genera cumplir 25 y seguir casi igual que cuando tenías 19-20: encadenando contratos precarios o de becarix perpetux. Ver que se te hace imposible dejar de compartir piso con otras tres personas, o que aún sigues en la misma habitación donde cumpliste 15. Asomarte a los 25 es empezar a preguntarte realmente qué estás haciendo con tu vida, pero sin la tranquilidad de los 18, cuando lo de ser adultx aún quedaba lejos.

Si cuando estabas en la ESO tenías un profesor de lengua poco imaginativo, seguramente te hizo escribir una redacción sobre cómo imaginabas cómo serías a los 25. Ahora, cuando recuerdas lo que escribiste, es cuando llegan los sudores fríos: ni de coña tu presente se parece a lo que imaginaste. O al menos no eres tan feliz como creías que serías con 25 y tu supuesta independencia económica. 

Más que independencia, podríamos decir que, lo que muchxs viven a los 25, es una interdependencia económica: tienes que compartir piso para poder pagarlo, lo más lejos que has ido de viaje ha sido con un vuelo del Blackfriday a alguna ciudad como Bolonia o Colonia y sí, aún tienes ropa en casa de tus padres porque nunca sabes cuando te van a chutar del curro y tendrás que volver. El problema de la angustia de cumplir 25 no solo es la cifra, es que ya intuyes que a los 30 y 35 hay muchas probabilidades de que sigas así.

A los 25, si eres mujer, también empiezan a aparecerte en Instagram anuncios de cremas antiarrugas para prevenir los signos de la edad. O bien ves como Tiktok se llena de filtros para comprobar como de “dañada” está tu piel, o sobre la diferencia entre las arrugas de expresión a los 30 y tantos con bótox y sin bótox. Porque todo eso son mensajes de que estás a 5 añitos, o incluso menos, de que empieces a hacerte  “vieja”. 

Dejando de lado que todxs sabemos que eso de vieja es mentira y que es una clara presión estética por parte de una sociedad patriarcal que tiende a preferir a las mujeres que parecen niñas de 13, la realidad es que una mañana te lavas la cara delante del espejo y te encuentras arrugas en la frente mientras fuerzas una sonrisa. Cuando vuelves a relajar los músculos de la cara, aún te acercas más a tu reflejo para ver el rastro de esas líneas de expresión que parece que no se van del todo. Y sientes una punzadita de angustia. Totalmente irracional, pero la sientes. Por no hablar que con la crisis climática, cumplir años significa comprar un pase VIP para unos veranos cada vez más sofocantes y empezar a plantearte irte a vivir a Noruega por si las moscas.

Ahora bien, a los 25 seguramente ya has topado con un jefe cabrón o dos y ya sabes como lidiar con ello. Te han machacado tanto con el discurso del entusiasmo que ya te has quemado de hacer horas extra sin cobrar y de comportarte como si fueras a heredar la empresa. Con esa piedra ya no te vas a tropezar más, aunque digan que somos una generación de vagxs y hablen de “quiet quitting” renuncia silenciosa cuando simplemente trabajas por lo que te pagan. De ti no se aprovecharán más . 

La ansiedad de no saber qué quieres hacer con tu vida mientras sientes que, así como vas cumpliendo años, es más difícil dar un volantazo, es lo que algunas noches te deja dando vueltas en la cama. Mientras tanto, los boomers de turno te van a estar intentando dar lecciones de vida y mirándote por encima del hombro. Aunque el auténtico mérito no es llevar 40 años estable en una misma empresa con una segunda residencia en la costa, lo que es realmente admirable es tener 25 haber sobrevivido a dos crisis económicas, surfear la que viene, ser precarix, aguantar todo el racismo y machismo que hay, y aun así seguir adelante. Por suerte cada día muchas personas cumplen 25, así que no estas solx. Y una cosa puede que tengas clara: con los 30 serás más indulgente.