Todos Hemos Pasado Por Esto: Antes Muerto Que Hablar En Público

Hace tiempo, en Estados Unidos, se publicó un dato sorprendente. Una encuesta destacaba que el norteamericano medio tenía más miedo a hablar en público que a morir. 

Hace tiempo, en Estados Unidos, se publicó un dato sorprendente. Una encuesta destacaba que el norteamericano medio tenía más miedo a hablar en público que a morir. Independientemente de que esto sea exagerado, lo que sí que es innegable es que hay muchas personas que tienen miedo a hablar en público y, por tanto, lo evitan. Muchísimas más, aunque hagan la presentación en público, lo pasan fatal. Sufren hasta lo indecible. Y eso que en Estados Unidos este tema se trabaja ya desde las Escuelas. ¿Y aquí cuál sería el resultado de una encuesta de este tipo? Piénsalo. No solamente cada vez se tiene que hablar más en público en la Facultad, sino que en la vida profesional es algo sumamente cotidiano. ¿Estamos suficientemente preparados para este reto?

Hace poco, Julio Chicagui publicó: 5 trucos para mejorar a la hora de hablar en público, y nos presentaba una serie de consejos muy válidos para empezar a movernos en este campo. Y de ahí surgió la presente idea: realizar una serie de entradas en Código Nuevo sobre la temática de hablar en público que ampliara y detallara algunos de los puntos básicos que considerar al efectuar buenos e impactantes discursos.

Este es nuestro objetivo: publicar semanalmente un artículo que te sea útil e interesante. Puedes utilizar los comentarios para trasmitir tu experiencia e incluso para solicitar temas específicos. ¿Empezamos?

Empezamos.

¿Tienes que hacer una presentación en público? Imagino que procedes del siguiente modo. Primero determinas el tema del que tienes que hablar. No importa cuál, pero este es el primer paso. Una vez que ya sabes cuál es, el segundo paso lógico será el de buscar información, ¿no es así? Y cuando ya la tengas, entonces dedicas un tiempo a organizar dicha información.

¿Cómo sé que esto es lo que haces? Porque es lo que nos han enseñado desde la escuela y como alumnos disciplinados que somos no nos movemos ni un ápice de este método. Este método es magnífico para aburrir a la audiencia. ¿Por qué? Porque, entre otras cosas, lo único que haces es trasmitir datos, con más o menos gracia, y nada más. ¿Entonces? Entonces piensa en otro modo de hacer las cosas.

Parto de la premisa de que el tema ya lo tienes. Te han pedido que hables de contabilidad o de inteligencia emocional o de lo que sea. Ya tienes el tema. Ahora lo fundamental es que pienses en los objetivos. ¿Qué quieres que tu audiencia piense, sienta o incluso haga? En otras palabras, ¿por qué los que te escuchan van a darte media hora o una hora o sesenta horas de su vida? ¿Qué van a ganar? ¿Qué van a conseguir? Hasta que no respondas a estas preguntas, no tienes nada.

Una vez que tengas los objetivos, busca la información que te permita alcanzarlos. No todos los datos son relevantes. Pero, ¿qué pasa si el tema es novedoso para ti y te es complicado formular los objetivos? Entonces busca información, pero con el objetivo de descubrirlos. Estos dos pasos, en ocasiones, son un proceso interactivo, uno afecta al otro. Y una vez que los tengas sigue con la secuencia indicada: determina qué información es relevante para conseguirlos.

Tercer y último paso. Ahora piensa en cómo vas a realizar tu charla y siempre en términos de persuasión. ¿Cómo vas a presentarla? Para que interese desde el primer momento, para que atrapes a tu audiencia desde el primer instante, para que causes el mayor impacto posible. También hay métodos que conviene saber y dominar. Pero piensa siempre en términos de objetivos, de lo que quieres que el otro piense, sienta... y, por supuesto, estos objetivos deben de tener en cuenta sus necesidades, sus deseos.

Ahora que ya tenemos los primeros apuntes básicos sobre cómo hablar en público, ¿cómo empezamos nuestra intervención? No es por mala educación, pero no me quiero hacer pesado, así que te dejaré unos días de margen para que lo pienses.

Próximamente más.

 

Escrito por: Eduardo Resbier. Psicólogo. Director postgrado de Comunicación persuasiva de la Universidad de Barcelona www.persuasionub.com

Crédito de la imagen: hubmasters.org