Cuando éramos niños nos imaginábamos un futuro rodeados de gente: la familia, una pareja, muchos amigos... Porque siempre habían estado ahí, ese era nuestro mundo entonces y no tenía sentido que nada cambiara. Pero el tiempo nos va enseñando que no siempre es todo tan fácil. Nos damos cuenta de ello un sábado por la noche en que nadie puede quedar, o el típico momento vital en que todos los amigos tienen parejas menos nosotros o cuando te ves tomando café solo porque todos tus amigos se han ido a vivir lejos. Esa emoción que nace sin avisar y escuece, hace que nos vengan a la mente frases como "¿y si acabo solo?".El miedo a la soledad o 'autofobia' es uno de los más habituales que existen. Es normal que asuste la idea de un futuro solitario, pero no deberíamos dejar que nos haga tomar decisiones inadecuadas, ni que nos domine esa emoción, porque según muchos estudios tienen parejas menos nosotros.
Nunca estamos solos, aunque a veces nos sintamos así
Nunca estamos totalmente solos, porque muchas personas nos comprenden de una forma u otra, y a nuestro alrededor nos acompañan cada día una gran cantidad de personas. Depende de nosotros si nos centramos más en quién nos ha dejado de llamar por el cumpleaños, o dedicamos nuestra atención a disfrutar de los que sí han estado ahí.

No hay amor que pueda llenar ningún vacío de soledad
Vivamos solos o con gente, tengamos pareja o no, en realidad hay un tipo de soledad que nunca podrá impedir nadie: la soledad existencial. Sentir que nadie es exactamente igual a nosotros, que la media naranja no existe y que ninguna persona puede comprendernos al cien por cien.

Nadie sabe qué pasará al final
A veces nos asusta pensar que si hacemos o dejamos de hacer algo acabaremos solos, pero en realidad nunca se sabe. Qué triste sería haber sacrificado algo importante de nosotros por alguien y al final acabar solos de todas maneras. Nadie controla el futuro, y lo único que podemos hacer es disfrutar al máximo el presente, sin traicionarnos a nosotros mismos, sabiendo que todo se termina, y no deberíamos apegarnos a nada.
Vale la pena crear una gran amistad con uno mismo, disfrutar a lo grande de la propia compañía, porque así podremos asegurarnos de que siempre que estemos por alguien no será porque lo necesitemos, sino porque a pesar de que nos encanta pasar tiempo solos, preferimos estar con alguien.